Opinión

El Verdadero Santa Ana

La fiesta patronal debe ser entendida como una reunión de todos, o de la mayoría, de los habitantes de un lugar, para conmemorar y celebrar la realidad histórica de su Santo titular y protector.

Tras dos años de ausencia, existen, sin duda, muchas ganas de vivir la fiesta de Santa Ana este año, de una manera especial y novedosa, nvolviendo, de alguna forma, a sus orígenes.

No nos dejemos llevar del griterío, de la excitación impersonal, del ruido y de los excesos de todo tipo. Todo ello puede hacerse en cualquier lugar del mundo, sobre todo si se acompaña del abuso en el consumo de sustancias estimulantes.

Tampoco los toros, los encierros, las ferias, el chupinazo, las peñas, las barracas, los fuegos artificiales, los cabezudos y otras diversiones ocurrentes y acompañantes son, en su origen, lo esencial de la Fiesta.

Sólo tiene sentido esperar y promover una fiesta patronal de Santa Ana vivida por todos los tudelanos “desde dentro”: profundamente comprometidos con la verdad de uno mismo y de la ciudad, en los 365 días del año por venir.

Una celebración de recopilación, de diálogo, de cuidados mutuos, de apoyo a los menos favorecidos, de impulso hacia un colectivo justo y de verdadera convivencia.

“Buscarse para darse” sería un buen lema para este inminente Santa Ana que comenzamos. Íntimamente, una recuperación profunda, no un desahogo vacío de contenido.