Opinión

Tudela no es taurina

Normalmente cuando dotamos de un adjetivo a un determinado sustantivo lo hacemos después de analizar la presencia o no de un atributo en dicho sustantivo. En este caso, el sustantivo del que voy a hablar es Tudela. Hace apenas un mes se publicó en Plaza Nueva un artículo de opinión (Tudela es taurina) por uno lectores del medio en el que expresaban su disconformidad sobre el papel de los toros en las fiestas de esta localidad navarra.

Me sorprende que el adjetivo empleado para calificar a Tudela fuera de taurina pues, después de leer el artículo, quedó más que claro que NO lo es. Siguiendo entonces con esta línea argumental, me gustaría centrarme en algunos de los aspectos más destacados de la opinión de este aficionado con el fin de demostrar que, aunque le cause disgusto, los toros son cada vez menos bienvenidos en Tudela. 

Y es que, en primer lugar, no se puede calificar de taurina a una ciudad que, de 35.000 habitantes, no consigue llevar a la plaza a más de 1.500. Vamos, un 4%. O dicho de otra forma, un 96% de tudelanos tenía “mejores cosas que hacer” durante la celebración de los espectáculos taurinos. Habría que plantearse, ¿hasta qué punto es rentable realizarlos y no impulsar otro medio de entretenimiento de masas? ¿hasta qué punto deberían subvencionarse u organizarse?

En segundo lugar, el autor del artículo se refería a los cuatro clubs taurinos, los cuales, al parecer, son incapaces de aumentar los 125 socios con los que cuentan en la actualidad. No sabéis cuánto nos gustaría a los lectores de Plaza Nueva saber no sólo quiénes son los integrantes sino, además, la edad media de estos. Seguro que la ausencia de gente joven ayuda a explicarnos por dónde va la tendencia general de los espectáculos taurinos, especialmente de las corridas, en España. 

La población de Tudela ha ido creciendo en los últimos veinte años (datos del INE) pero el número de aficionados a los toros ha ido disminuyendo. Sin embargo, esa gente está ahí. Y las fiestas patronales se siguen realizando y desarrollando con total normalidad. Por tanto, y aunque no le agrade a los aficionados taurinos, sí es posible imaginar otro tipo de fiesta, otro tipo de entretenimiento social. Es cierto, en un punto debo reconocerle la razón, que los toros y la tauromaquia son una tradición española y navarra. Sin embargo, el hecho de que sea una tradición no justifica en absoluto que deba perdurar. Existen muchas tradiciones que, menos mal, han ido desapareciendo. Al final todos los aspectos culturales que nos constituyen como sociedad evolucionan en función del avance social intelectual, de los derechos y de las libertades no ya de cada uno, sino también de los animales. Por eso, le guste más o menos a los taurinos, les recomiendo que empiecen a ser conscientes de la realidad futura y también presente. España es cada vez menos taurina. A los jóvenes y no tan jóvenes no nos interesan los toros y, a su vez, encontramos otras formas de entretenimiento. 

Hace apenas una semana se hemos podido saber que se va a proceder a la remodelación de la plaza de toros de Las Ventas de Madrid. Con la nueva reforma se perderán entre 2.000 y 2.500 plazas. No se preocupen, aun así seguirán, como ya tienen, problemas para llenarlas. Las corridas de toros suponen un gasto excesivo. Se podía entender en un contexto rural decimonónico y hasta de mediados del siglo XX, cuando la incultura y la ausencia de oportunidades y medios de ocio “obligaban” a deleitarse del sadismo proferido hacia un animal. Sin embargo, la sociedad ha cambiado, ahora existen otras formas de divertirse sin que ello suponga la muerte de otro ser vivo. El 84% de los jóvenes se avergüenza de que haya corridas de toros. El 96% de los tudelanos no asisten a las mismas. Por favor, acepten de una vez la realidad. Tudela ya no es taurina. Sean conscientes de que la tauromaquia está ya herida de muerte.