Opinión

El precio de la honradez

“No se puede estar a una cosa y a la contraria”. Esta frase no es todavía un dicho del refranero español pero bien podría empezar a utilizarse como tal. El PSOE en los últimos meses ha estado (o al menos ha intentado estar) en más de un sitio. No se puede facilitar un gobierno mediante abstención y a la par pretender dificultar (‘hacer oposición’ dicen ellos) la gobernabilidad. O una cosa o la otra. No se puede criticar a la derecha y luego permitírsele gobernar. Elijan, pero elijan una opción. El eslogan de la campaña era “Un SÍ por el Cambio”, pero la realidad es que luego nos hemos encontrado con un NO a Rajoy, NO a nuevas elecciones y NO a Podemos. ¿Entonces qué es lo que ustedes querían, gobernar con minoría?

Como pretendo que esta opinión (bastante basada en hechos, eso sí) no sea una crítica vacía, en la que las culpas pudieran caer en esta organización política como saco roto, ya que el PSOE es una organización política y como tal no pertenece a nadie en concreto, sí que como navarro me veo en la obligación de hacerla directamente a quien debe rendirme cuentas como diputado de mi Comunidad, Jesús María Fernández Díaz.

Nuestro diputado se abstuvo. Hizo campaña por el no y después no dijo nada, no presionó botón alguno. Este hecho constituye un ejemplo pintoresco de cómo saltarse el programa electoral incluso antes de gobernar y ni siquiera con intención de hacerlo, algo tan ridículo como suena. Sabemos que escribió a la gestora una carta solicitándole libertad de voto y que esta se lo denegó. ¿Cree que le va a servir como excusa? Se presupone que usted está en política porque tiene unos ideales, unos principios a través de los cuales pretende que mejore la sociedad. ¿Nos está queriendo decir usted a los navarros que sus ideales llegan hasta donde comienza la competencia de la gestora? ¿Está lo suficientemente en contra de un gobierno del Partido Popular como para escribir una carta pidiendo libertad de voto pero no como para desobedecer las órdenes de una simple gestora? ¿Qué le hubiese pasado si no hubiese hecho caso a la dirección del partido y hubiese votado de acuerdo a lo que piensa? Lo hubiesen relegado de determinadas competencias y le hubiesen hecho pagar una multa. Hoy sabemos que estas multas van a ser de 600€. ¿Vale 600€ su abstención? ¿Valen 600€ sus ideales? Pues sepa usted, que si tan barato se vende, a lo mejor no le compramos más.

Unai Iriarte

Historiador