Opinión

El Coronavirus y las marchas del 8M

Explica con lucidez Iván Lázaro en la introducción de su libro La vida a través del espejo que, según el tipo de virus que se contraiga, hay personas que diferencian entre enfermedades sobrevenidas y enfermedades adquiridas. Estas primeras vendrían a ser aquellas que no podemos evitar, que nos llegan casi por casualidad. Comúnmente se piensa así sobre un resfriado o la gripe común, que son percibidas como inevitables. Entre las enfermedades adquiridas hay quienes incluyen el VIH o cualquier otra de transmisión sexual. En este segundo grupo estarían aquellas que se han contraído por falta de prevención o por inconsciencia o temeridad. Siendo esta la clasificación de algunos, ¿en qué posición queda el coronavirus?

Detrás de este planteamiento existe una estigmatización social lamentable. No son pocos que en los últimos días señalan las manifestaciones del 8-M como la causa principal de la propagación del coronavirus en Madrid y otras partes de España. Es posible que así sea, no disponemos de datos como para saberlo todavía (tampoco ellos). Pero hay una cuestión sobre estas acusaciones que me causa intriga, ¿qué es lo que se pretende al señalar esta causa? ¿Mostrar la irresponsabilidad del Gobierno? ¿Decir que contaban con datos e información suficiente desde enero y no hicieron nada? Es decir, ¿pretenden hacer creer a algunos que el Gobierno era consciente de la magnitud del problema pero que, sin embargo, decidieron mandar a esta manifestación a casi todas sus ministras para que se contagiasen? 

En cualquier caso, y al margen de estas preguntas en voz alta, espero que el coronavirus nos sirva a todos para reflexionar sobre la estigmatización social que tienen algunas enfermedades. Cualquiera puede contraer una enfermedad. Cualquiera. De nada sirve señalar a toro pasado los métodos de prevención, los cuales también fallan. Decir que la “culpa” de que alguien tenga el Coronavirus es su asistencia a las marchas del 8-M es rastrero. Como lo es decir a un recién diagnosticado por un cáncer de pulmón que tiene la culpa por haber fumado o a un seropositivo que hubiese tenido relaciones sexuales (fueran estas o no de riesgo). 

La crítica constructiva es sana, pero que cada cuál reflexione sobre hasta qué punto señalar el 8M como causa principal de la propagación del coronavirus ayuda a mejorar en algo la situación de los enfermos. Y más importante aun, recordemos que todas las enfermedades son sobrevenidas. Nadie quiere caer enfermo. Tengámoslo en cuenta a la hora de defender la inversión en proyectos de investigación que persigan la cura de todas las enfermedades, no solo del Coronavirus, también especialmente aquellas que afectan a colectivos estigmatizados.