Comienza el curso escolar. Una “vuelta al cole” que este año se encuentra sumido en la incertidumbre que rodea a todo lo que tiene que ver con la crisis sanitaria que nos está tocando vivir. Madres y padres, profesorado y alumnado afrontan la atípica experiencia de retornar a unas clases suspendidas de forma presencial desde hace medio año. En este mes de septiembre se cumplen seis meses sin que el alumnado coincida en las aulas.
No cabe duda de que mantener las relaciones humanas, siquiera en circunstancias atípicas y excepcionales como las que estamos viviendo, es importante. Y en este sentido, es importante retomar las clases presenciales para la socialización de los niños y niñas como parte de su aprendizaje. Igualmente, es relevante observar las medidas de seguridad sanitaria que sean precisas para minimizar riesgos. En este sentido confiamos en que las medidas anunciadas por nuestras autoridades sanitarias y educativas se apliquen con rigor y sirvan con eficacia para que la vuelta a las aulas sea segura.
Tenemos la seguridad de que el profesorado, como durante los meses de confinamiento, va a estar a la altura de las circunstancias. Los datos de personas contagiadas de agosto e inicio de septiembre son preocupantes por lo que desde las instituciones y desde la responsabilidad individual, tendremos que redoblar esfuerzos para cumplir las recomendaciones sanitarias.
Hoy sabemos sobre el virus mucho más de lo que conocíamos en marzo o abril. Nuestros niños y niñas necesitan aprender y hacerlo de forma presencial que, de momento, es la mejor manera de hacerlo. Estamos aprendiendo a vivir con el virus y, hasta que no tengamos la vacuna, tendremos que extremar las precauciones en todo lo que hacemos. En el trabajo, en casa y, por supuesto, en las aulas. Depende de todos y todas.
