Opinión

¿Te suena la ‘Quinta dimensión’?

La dimensión es el estado de la conciencia de uno mismo, y no es un lugar concreto. La dimensión tiene muchos niveles. En los más bajos, el nivel de conciencia también es la más baja, el cuerpo físico se hace más denso y posee poca capacidad espiritual para hacer frente a la vorágine espiritual, mental y social.

El paso de una dimensión a otra se produce un cambio de conciencia de percibir la realidad que antes no te habías dado cuenta, si bien, el subconsciente asimilaba todo el proceso dimensional. 

La tercera dimensión es la toma de conciencia del cuerpo físico, apenas el control de sí mismo está en los balbuceos.

La cuarta dimensión se llega por el camino consciente que desemboca conociendo los pensamientos y las emociones de manera individual.

La quinta dimensión se basa en la manera de que todo es unidad en la conciencia más profunda. El cuerpo físico se hace más ligero predominando el ente espiritual por encima de la materia. Nos lleva al amor incondicional y la unidad de todo lo que existe. Se irradia la luz ascendente del universo divino. Es un cambio profundo de uno mismo. 

Sin embargo, para llegar a la quinta dimensión uno mismo tiene que tomar conciencia de su estado espiritual “fuera del mundo”, es decir apartar toda toxicidad y vanidad mundana. 

Acudimos a la realidad consciente llamada cuántica para pasar a dimensiones más altas y desvincularse de la estupidez mundanizada. El camino a recorrer está lleno de espinas y nada fácil. Necesita esfuerzo individual y adentrarse en los hechos espirituales. Parece a una “religión”, pero no tiene normas ni dogmas para llegar a la conciencia más elevada. 

Por supuesto, el yoga, la meditación y las oraciones en silencio son herramientas para despertar de la conciencia espiritual y recorrer el camino cuántico para llegar a la deseada quinta dimensión: supresión de los límites emocionales y físicos, el universo  nos da todo lo que deseamos sin pedirlo, las buenas vibraciones hacen su trabajo con armonía, etc.