Opinión

Año 0 del nuevo ciclo

Tras un año y medio de realidad condicionada por un virus global, que ha alterado todos los ámbitos de nuestra vida, causando una mortalidad impensable, nos encontramos a las puertas de un nuevo ciclo.

En el último tramo de este año, nuestras actividades personales y profesionales dejarán atrás las restricciones, pero no serán cómo fueron antes de la pandemia.

Soy optimista. Creo que como sociedad hemos estado a la altura, demostrando una gran capacidad de adaptación y resignación colectiva, más allá del lamentable espectáculo protagonizado por nuestros políticos, que ni en una situación de emergencia han sido capaces de trabajar unidos. Las personas, de todas las edades, hemos dado la talla.

Estamos en un punto de transformación social y económica. La digitalización, la automatización y las realidades virtuales lo ocuparán todo. El futuro será de las personas y empresas con mente abierta y en permanente cambio. La capacidad de adaptación que hemos demostrado, no podemos guardarla porque será necesaria de forma permanente.

Y lo más importante. Nuestro modelo de “Estado del Bienestar”, el gran logro de la Europa del siglo XX y el garante de la mejor calidad de vida del planeta, se agota. Cada vez menos “ocupados” debemos sostener a un número exponencialmente creciente de personas dependientes del presupuesto público. No huyamos de la obligación de repensar el modelo, escondidos bajo ideologías del pasado. Este es el gran reto.