Opinión

Un año de Estado de Alarma

Aunque parezca mentira ya ha pasado una año desde aquella nefasta noche de sábado en la que el Presidente del Gobierno decretó un estado de alarma, que entre escala, des-escalada, brotes y rebrotes nos ha tenido 1 año en dique seco y ha establecido la "nueva normalidad", que ni es nueva, ni es normal.

Si algo nos enseña la historia es que cuando los políticos, y sobre todo los ególatras totalitarios, se atribuyen poderes extraordinarios como del que estamos hablando, las libertades anteriores a menudo o siempre tardan décadas en recuperarse o nunca lo hacen. El más famoso de estos casos puede ser la quema del Bundestag en 1933, tras la cual la consiguiente aprobación de poderes extraordinarios al Canciller de aquel momento, del que eludiré dar el nombre, termino en un conjunto de totalitarismos que llevo a los alemanes a no recuperar su libertad total hasta 60 años y varias generaciones y millones de muertos después.

Lo que nos enseña la historia es que no debemos renunciar con facilidad, con tanta facilidad como muchos lo han hecho ahora, a nuestras libertades, porque no sabemos lo que la jauría de lobos que nos gobierna puede llegar a hacer y a diferencia del Covid-19, al totalitarismo no se le ve venir y muchas veces la población simplemente permanece impasible y cómplice, esperando que esta vez no les toque a ellos.

Este año ha dado para mucho, para un "ya rendiremos cuentas" que a pesar de un funeral de estado a mitad de pandemia nunca ha llegado, para una compra masiva de "test de aliexpress", para ver a médicos y enfermeras darlo todo el la que se suponía que era "la mejor sanidad del mundo" pero que ha arrastrado uno de los peores resultados del planeta porque sus gestores están demasiado ocupados haciendo política como para preocuparse de lo único que debería importar, el personal, los medios y los pacientes y aún se podrían hablar de más cosas.

Todo este año nos deja ERTES de más de 365 días, nos deja más negocios cerrados que fallecidos por el covid, nos deja unas libertades sin reponer, nos deja una policía que sigue dando palos en la calle, una administración que es el hazmerreír de Europa, nos deja los peores datos económicos de la OCDE en el país que "no deja a nadie atrás" y nos deja 70.000 abuelos, parientes y amigos muertos.

¿Hasta cuando seguirán siendo los ciudadanos de este país impasibles cada vez que les roban el futuro, hasta cuando piensan seguir creyendo mentiras y tolerando a cleptómanos?