Opinión

Manadas

Integrarse en un grupo, ser parte de un colectivo, ser "social" y no un “buen salvaje” solitario, es una forma habitual de adquirir fuerza o mayor capacidad para poder hacer (defenderse, atacar, crear, compartir) lo que no se puede o quiere hacer en soledad. Tanto los militantes políticos, los futbolistas o los grupos musicales como los violadores de la "piara" sevillana son un ejemplo de ello con intenciones muy diferentes, claro. La reivindicación actual de manifestantes feministas como "manada", también, es otro ejemplo actual.

Hay quienes, adoptando determinados atributos, como las diferentes modas urbanas o el uniforme de "ser abertzale", ser "del PP", "hípster", "poligonero" o "de Podemos", etc., adquieren una fantasía con la que creen adquirir una identidad. Esta forma habitual de "encuadramiento" de las personas es y ha sido usada y abusada por manipuladores de todo género a lo largo del tiempo para imponernos modas de todo tipo.

Al mismo tiempo, sincronizadamente, se promueve otra fantasía, la del lugar común social de ser siempre originales y diferentes a los demás, para así poderse “individualizar"  y "ser valorado" por "aportar algo nuevo" o su variante "renovar lo anticuado". Esto da pie a otras "manadas", "tribus" o grupos de afinidad en todas las redes compartidas de afinidad social, seguidores del deporte o de la música incluidos, y lleva generalmente o a lo anterior (adoptar un uniforme) o a la exclusión (por lo general) de quién se toma en serio este empeño e intenta desarrollar su propia libertad a partir de los condicionamientos que le vienen dados socialmente (el "acervo social") sin adoptarlos como propios o definitivos.

En las sociedades democráticas actuales (que tienden a generar la "Sociedad Inteligente") todo esto se entiende y desarrolla más o menos como parte de la renovada experiencia social de la diversidad y la complejidad crecientes (cuyo máximo ejemplo histórico a estudiar es la actual cultura Pop) y se suele dar en un ambiente de consenso democrático básico previo ya compartido sobre el que se asienta y también se  actualiza en libertad el  continuo debate de ideas. En sociedades como la española, que sufre de ideas impostadas que han sido generadas en otras culturas (p.ej. "socialismo, liberalismo, populismo, impresionismo o heavy metal") y de verdadera falta de creatividad político/social desde el pensamiento democrático de una cultura libre (muy escasa aquí, temporalmente hablando) sobre sus propios condicionamientos históricos, el  resultado teórico suele ser la adopción de una religión política o cultural y la promoción sistemática de manera  totalitaria de sus dogmas y conceptos, de  los  que  sus  seguidores  se  pueden  apropiar, como los uniformes comentados anteriormente,  para  adquirir  ese  "tener  razón", "razón verdadera", que debe ser impuesta a los otros si no están de acuerdo,  puesto que al ser esa razón adoptada la verdadera (no habría sido adoptada de no serlo) excluye a las demás (que ponen en cuestión el credo adoptado como "verdadero", lo que es “intolerable”).

Pero, como el "discurrir de los días" ha dejado de ser “plácido y predecible”, "la realidad cambiante" no puede ser contemplada desde un dogma estático creado en otra realidad. Por eso "esta izquierda" y "esta derecha" son hoy lastres sociales, auténtico "malware" sociopolítico que debe ser desmontado. Son parte y resultado del “choque externo” que lleva sufriendo esta sociedad desde hace dos siglos, desde la invasión francesa, y su función ya está cumplida. Así que, hoy, y porque todo eso ya no vale,  la "Sociedad Inteligente" está obligada a generar las ideas necesarias para generar y gobernar la nueva realidad a partir de los postulados democráticos desde los que se promueve esa misma  inteligencia. Y los dogmas sociopolíticos y culturales deben ser convertidos en simple acervo cultural, en datos de conocimiento no más importantes que muchos otros de otros ámbitos

Para la “Sociedad Inteligente”, políticamente,  las cosas son lo que son en sí mismas, y no deben ser estudiadas o analizadas en cuanto estén o no “posicionadas” contra “la izquierda” o contra  “la derecha”, vueltos ya conceptos obsoletos. La “Sociedad Inteligente” necesita hoy llevar a cabo de inmediato un verdadero acto de creación (una renovación de profundidad adaptable) del actual “software” político y social (elecciones y plebiscitos, funcionamiento partidista, ampliación de la base de las tomas de decisiones, organización social más incluyente, etc.). Necesita, en suma, crear un sistema social y democrático mejor, más estable y más eficiente que el actualmente existente, que está basado solo en los obsoletos partidos políticos actuales,  sus dogmas y  sus instituciones.  Porque hay muchas “manadas”.  Algunas son de enfermos sexuales sociópatas, pero otras lo son de dogmáticos totalitarios, y esa sociopatía también es muy peligrosa.