Estas navidades sí que van a ser diferentes a las de otros años. Podría quejarme de la situación derivada de la pandemia; de todo lo que hemos perdido; de lo mal que lo están haciendo nuestros gobernantes y de lo injusto de la vida... De hecho hay mucha gente que se ha instalado en la queja y, lo más peligroso, en la desconfianza hacia todo e incluso hacia ellos mismos.
Yo, sin embargo, no me voy a cansar de decirle a todas las personas que me quieran escuchar las tres palabras que deben recordar, siempre, en cualquier momento de su vida. Y son bastante sencillitas de recordar: “confío en mí”.
La confianza en ti mismo es la mejor herramienta para que consigas todo lo que te propongas en la vida. Y sí, también cuando estás viviendo una pandemia mundial.
En esas ocasiones, todo parece ponerse en tu contra, como en una conspiración universal despiadada e injusta. Siempre hay piedras en el camino que antes de ser superadas parecen montañas, pero que, cuando has sido capaz de pasarlas por encima, no parecen más que granos de arena fina.
Esas dificultades son las que embellecen los logros, las que le otorgan un significado especial y único.
Durante los peores momentos vas a encontrar a muchas personas que van a alargar su mano para ayudarte. Pero al final eres tú quien debes recorrer el camino. No puedes olvidarte de esto nunca.
Los retos que nos planteamos en la vida son nuestros: personales e intransferibles. Por eso es tan importante mantener un buen nivel de confianza en uno mismo.
No dejes nunca que las dudas te gobiernen cuando las cosas no salgan como tenías previsto. Recuerda que todo es temporal, también el sufrimiento. Ten la confianza suficiente para asumir tu responsabilidad en los resultados.
Y no olvides nunca las tres palabras de hoy. Escríbelas allí donde puedas verlas todos los días y repítetelas como un mantra: “Confío en mí”.
