Llegan las fiestas, la alegría, el color, los ruidos, el estallido y la luz.
Disfrutar de ellas no es fácil. A veces las fiestas duelen, nos llevan al recuerdo, a todo eso que no volverá a ser.
Tal vez podríamos permitir e integrar que no solo implican esa luz, darnos cuenta de que algunas personas que tenemos cerca tienen miedo a que lleguen, miedo a no ser capaces de soportarlas. Algunas personas tal vez quieren huir de ellas, no vivirlas del mismo modo que nosotros… y eso también está bien.
En ocasiones el estallido de los demás duele, la alegría de los demás también duele. Ser capaces de dar espacio a ese sentir nos va ayudar a todos a vivirlas de otra manera.
Las fiestas llegan y no suponen lo mismo para todos y para todas. Si quieres ayudar… párate, mira, observa y escucha.
Felices fiestas.
