Opinión

Ritos de paso

El transcurrir de los años nos deja un recuerdo lejano de lo que supusieron aquellas primeras fiestas vividas sin la tutela de nuestros padres, cuando la integración en una cuadrilla nos decía que empezábamos a hacernos  “mayores”.

El transcurrir de los años nos deja un recuerdo lejano de lo que supusieron aquellas primeras fiestas vividas sin la tutela de nuestros padres, cuando la integración en una cuadrilla nos decía que empezábamos a hacernos  “mayores”. Aquellas fiestas tenían algo de rito de paso hacia una juventud que estaba naciendo y nos preparaban para vivir y decidir por nosotros mismos. Seguramente nunca se viven las fiestas con tanta intensidad y tampoco nunca esos días dejan mayor huella en nuestra memoria.

Pero hay algo que tengo la impresión que ha cambiado desde hace años, demasiados. Es la forma de comenzarlas. Ese ponerse hecho un fiemo, como si suciedad y fiesta fueran elementos próximos y necesarios. Una cosa es la acumulación de manchas en un atuendo blanco, como inevitables medallas por tantas horas disfrutadas, y otra muy diferente es disponerse a vivirlas no pareciendo uno mismo. Para eso nació el carnaval.   

Puede que este empezar las fiestas conscientemente ensuciados (esto es, a conciencia) sea un deseo de seguir siendo niños, de no compartir esos momentos con personas de otras generaciones. Ese apropiarse del espacio festivo, al provocar que a la plaza Nueva sólo se atrevan a entrar jóvenes que estén dispuestos a compartir su pringoso atuendo y quedando el resto de las personas en las calles adyacentes o en las aceras, no es un buen ejemplo de integración ni de respeto a los demás.

A veces pienso que esta forma infantilmente egoísta, a la par que consentida, de acudir al cohete también tiene su efecto sobre el aspecto que nuestra ciudad muestra en el resto del año. ¿Quién no percibe en ella una sensación de abandono, de desprecio por el espacio común? La gran mayoría lo tratamos con respeto,  pero ¿a quién podremos llamar la atención por no hacerlo cuando el principal tiempo de convivencia, que son las Fiestas, no son, para los que más parecen disfrutarlas, sino su peculiar manera de entrar en suciedad?