Opinión

Las voces y los ecos

En la época de estudiantes, un amigo solía repetir una máxima que atribuía a Ortega: “hay que distinguir las voces de sus ecos”. La repetía con el entusiasmo con que un kantiano repetiría el imperativo categórico. En su caso, las voces eran los filósofos que habían pensado ideas nuevas, los creadores. Los ecos, quienes giraban en torno a ellos como planetas atraídos por su pensamiento. Puestos a adoptar una máxima con la que orientar la propia vida, mejor habría sido “hay que distinguir la verdad del error”, pero allá cada cual. 

Hace unos días me vino a la cabeza aquella máxima de las voces y los ecos al leer en la prensa declaraciones de Chivite y Alzórriz a propósito de los indultos que Sánchez va a conceder a los golpistas catalanes como pago por el apoyo parlamentario de sus partidos. En el PSOE de alguna autonomía hay señales de vida inteligente. Ven que indultar a golpistas que prometen volver a hacerlo es dejar malparado al Estado de derecho y posibilitar que se considere a España un país bananero al que no se puede tomar en serio. En el PSN no. Sólo hay ecos de las voces de Sánchez y de Cerdán, obediencia absoluta, acuerdo al cien por cien. Sí que importan las poltronas y hay que tener contenta a la cofradía de aliados golpistas, proetarras y demás enemigos de España. La conexión Cerdán-PSN funciona a la perfección y con plena eficacia.

Hay al menos dos imágenes útiles para reflejar lo que está pasando. Una es la del ventrílocuo, que ya apareció en un “meme” a propósito de este asunto. El PSN es como un muñeco que aparenta decir lo que en realidad dice el ventrílocuo Sánchez. O precisando más, el muñeco PSN aparente decir lo que el también muñeco Sánchez aparenta decir lo que en realidad dice (y dijo en el juicio) el ventrílocuo golpista Junqueras.

La otra imagen: Chivite y Alzórriz son como pequeños clones de Sánchez, con rasgos similares: idénticos en el hambre de poltronas, parecidos en oportunismo, desvergüenza y falta de escrúpulos, con la misma capacidad de decir “diego” donde dijeron “digo”, o sea de decir “con Bildu sí, porque no importa con quién sino para qué se pacta”, cuando antes dijeron “con Bildu, nunca”. Su máxima en la vida política no es “hay que distinguir la verdad y el error” sino “hay que decir y hacer lo que sirva para mantenerse en el poder”. Con todo, hay pequeñas diferencias: los clones de aquí no nos han dicho aún que hayan hecho una tesis doctoral aunque sea copiada, ni han regalado aún una Cátedra en la UPNA a sus parejas como Sánchez dio a la suya en la Complutense. Se ve que los clones pequeños no llegan tan lejos.

La soberbia progresista les ha cegado en éste y en otros muchos asuntos en la legislatura. Una sentencia antigua y supuestamente sabia y muy conocida dice que los dioses ciegan a los que quieren perder. Quizás se cumpla, y la manifestación convocada en Madrid por Rosa Díez, Savater y otros sea el comienzo o la aceleración de esa perdición, por otra parte tan merecida, de Sánchez y sus clones.