Opinión

Seudorreligiones

Quizás hoy más que en el pasado, la pasión por el dinero, el sexo o el poder son el centro y la meta de muchas vidas. Vienen a ser una especie de ídolos, de dioses falsos que dan sentido equivocado a la vida. El Antiguo Testamento ya previno contra el culto a los ídolos. Tienen cierta relación con ellos las seudorreligiones, conjuntos de creencias y actitudes que se parecen algo a la religión pero que son sucedáneos que llevan a vivir una seudovida, una vida equivocada.

En cierta medida, el marxismo fue una seudorreligión atea, y Marx fue a la vez el dios que la concibió, y el profeta que predicó un paraíso ateo (la sociedad sin clases, igualitaria), una redención (la revolución sangrienta y la dictadura del proletariado), un mesías salvador (el proletariado sustanciado en partido comunista), una eliminación del pecado (de la injusticia, de la opresión de una clase por otra) etc. Judío y viviendo en sociedades donde el cristianismo era dominante, su doctrina fue una proyección atea a un plano mundano del mensaje de salvación ultramundano del cristianismo. Pero además de esos y otros paralelismos hay una profunda incompatibilidad, pues para un judío o un cristiano Dios es la clave de todo; y el marxismo era esencialmente ateo y persiguió al cristianismo como si viera en él al mayor rival. Seguramente lo era. Cuando San Francisco Javier escribía a San Ignacio desde Oriente, se despedía con la frase “Hasta la patria”. Despedida adecuada para dos cristianos: ni su verdadera patria, ni su realización personal, ni su meta última, ni el paraíso estaban para ellos en este mundo. Jamás habrían sido marxistas.

La doctrina marxista tuvo muchos seguidores movidos por un afán de justicia, y fracasó donde se implantó. Marx no tuvo en cuenta el episodio bíblico de la Torre de Babel, que avisa de que la pretensión de alcanzar el cielo -el paraíso- en la tierra desemboca en el desastre. Si lo hubiera hecho, la humanidad se habría ahorrado millones de muertos y de atrocidades causadas por sus fieles en su fracasado intento de imponer el paraíso.

Hoy sufrimos otra seudorreligión, una caricatura del marxismo obsesionada con el sexo. Caricatura porque, aunque en ella sigue habiendo redención, mesianismo, eliminación del pecado …, renuncia al paraíso marxista de la gran igualdad social para imponernos el paraíso ateo y hedonista de la igualdad sólo en el terreno sexual. Estos talibanes del sexo, saben también que el cristianismo es un obstáculo y lo persiguen con falsas acusaciones de odio y fobia. El nuevo paraíso lo pretenden construir “igualando” lo que en la naturaleza es desigual: el sexo masculino y el femenino, las al parecer casi infinitas orientaciones sexuales (hetero, homo, auto, demi, pan, bi, lightsexuales …), las uniones reproductivas o heterosexuales y las no reproductivas; y eligiendo el sexo y la orientación sexual que cada uno desee, no respetando lo que la naturaleza le ha dado etc. Es una seudorreligión propia de una sociedad egocéntrica y hedonista, en la que lo fundamental son los deseos y placeres del EGO. Tan decadente que va camino de ser incapaz hasta de reproducirse, de continuar existiendo, y se adentra en un envejecimiento que quizás la conduzca hacia la muerte. Si ya la doctrina de Marx fracasó, ésta parece ir hacia el fracaso biológico. Pero el fracaso más de fondo de las dos está quizás en ser un intento de dar sentido a la vida en un mundo que no tiene sentido, al ser en ellas la materia ciega el origen último de todo. Como vio Sartre, una pasión inútil.