Opinión

Sánchez a Europa

Leemos últimamente titulares como éste: “Sánchez se labra el futuro en Bruselas: aspira a ser el primer españolo presidente del Consejo europeo”. Y se asegura que, si llega a tener claro que va a perder las elecciones, no se presentará y dará el salto a Bruselas.. 

¿Cómo funcionan las cosas en esa Bruselas en la que Sánchez ”se labra el futuro”? Empiezan bien desde el punto de vista democrático, con elecciones en las que los europeos votamos cada cierto tiempo (con justificado poco entusiasmo por lo que se verá). Pero así como por ejemplo en España cada partido presenta un programa y un candidato a presidente del Gobierno, y tras las votaciones se sabe qué programa y qué candidato ha ganado o perdido, y el que gana forma gobierno (si puede), elige a sus ministros y se le puede echar en las siguientes elecciones si lo hace mal etc., en Europa de hecho no ocurre eso. No hay candidatos a la Presidencia del Gobierno de la Unión europea, no hay un ganador de las elecciones, y tras ellas los dos partidos hegemónicos se vienen repartiendo las presidencias de los diferentes órganos como les parece. Forman de hecho una especie de casta que se reparte el poder y gobierna a su gusto, y los europeos de a pie nos encontramos gobernados por personajes a los que no hemos elegido y que de facto no podemos echar: Úrsula van der Leyen la bienpeinada, presidenta de la Comisión europea, Charles Michel, presidente del Consejo, Roberta Metsola, reciente presidenta del Parlamento, Borrell en exteriores etcétera. Si la claridad, la transparencia y la proximidad a la voluntad de los ciudadanos son índices de calidad democrática, el funcionamiento de hecho de la Unión europea, opaco y alejado de la voluntad del ciudadano, tiene baja calidad democrática. Ahí es donde el hombre sin escrúpulos se está “labrando el futuro”.

Por otra parte, si los que gobiernan Europa se plantean que Sánchez pueda ocupar un puesto alto de gobierno, y no digamos ya si se lo dan, tendremos la prueba de cómo está Europa, de en qué manos estamos. Para dirigir Europa tendrían que ser seleccionados líderes con méritos contrastados, pero Sánchez sólo ha demostrado deméritos en su acción política: que no tiene principios y que lo más importante es su interés personal y no el bien general; que miente con total cara dura, que gobierna con los que quieren destruir el país, que la salida de España de la crisis ha sido una de las peores de Europa, que derrocha el dinero público y aumenta la deuda hasta un nivel insoportable, que fomenta la división y el guerracivilismo en la sociedad, que gobierna contra la Constitución cuando le apetece, que no respeta la independencia del poder judicial … Es tremendo que los que nos gobiernan en Europa puedan plantearse que un personaje sí sea seleccionable y tal vez seleccionado para un puesto importante. Si ven bien a Sánchez, si lo quieren, si lo eligen, es que la casta es como él. No hay otra conclusión posible, porque saben cómo está gobernando. Se ha denunciado que en el gobierno de España muchos no dan la talla. Parece que en Europa ocurre lo mismo. 

La esperanza de que ese disparate de Sánchez gobernando en Europa no se haga realidad puede estar en los americanos, que han tomado bien la medida a “Antonio”. Su “encuentro” con Biden en el pasillo durante segundos lo dice todo. Lo mismo que la foto de la Otan con él en la última fila y más separado de los demás que ninguno. O Biden ignorándolo una y otra vez en sus encuentros con líderes europeos para tratar el asunto de Ucrania. Bienvenido míster Marshall. O míster Biden.