Opinión

Radiografía

Para saber cómo anda la salud de nuestro cuerpo conviene a veces hacer una radiografía. También, para no engañarnos acerca de la salud moral de nuestro cuerpo social viene bien una especie de radiografía que nos muestre lo que hay debajo de lo que se ve a simple vista. Si empezamos por lo segundo, por la apariencia externa, seguramente queda bien reflejada en las dos opiniones siguientes, que se refieren al trato que damos a las personas Down (hace poco fue su día) y a la guerra de Ucrania: 

Primera: “Llevamos años avanzando en derechos y visibilidad. Las personas con Síndrome Down están presentes en múltiples actividades: vemos imágenes en catálogos de juguetes, en pasarelas de moda, en el cine o en redes sociales ...”. 

Segunda: “A Vladimir (Putin) no se le perdona -entre otras muchas cosas- por el momento en el que le ha tocado vivir, porque en el siglo veintiuno el progreso alcanzado por la humanidad es de tal magnitud que ya esos métodos arcaicos o “acciones especiales” (la guerra) como los llama él no tienen cabida en el planeta azul, por eso y todo lo que conlleva de muerte, sufrimiento y destrucción, el mundo lo condena”

Son opiniones de gente de a pie (como nosotros), cuya identidad (como la nuestra) y la del medio que las recogió tienen aquí escaso interés. Lo relevante es que las dos ven que la salud moral de nuestra sociedad es buena y progresa.

Si vamos ahora a la radiografía, vemos algo bastante distinto: que llevamos años avanzando en la negación a las personas Down del derecho más fundamental, el derecho a la vida. Apenas nacen niños Down. Se les mata en el vientre de la madre antes de nacer. 

En cuanto a nuestro progreso moral antibelicista, a nuestra condena de todo lo que conlleva muerte y sufrimiento, vemos también que ha sido enorme el progreso en el número de futuros niños a los que se mata en el seno materno. Y el retroceso moral ha sido tan grande que matarlos es considerado nada menos que un derecho en España, y es nada menos que un delito intentar animar a quien va a abortar a que no lo haga. Además de la guerra de Putin con su estruendo de explosiones y disparos y sus secuelas de sufrimiento y muerte, hay otra especie de guerra contra los fetos humanos en la que se les mata silenciosamente. En España, a unos cien mil al año. De la guerra contra los ucranianos nos informan a diario los medios. De la otra no nos dicen nada. Casi todos condenamos la de Putin, pero la otra...

En fin, que bajo nuestro hermoso y luminoso supuesto progreso moral pro-niños Down y antibélico hay un feísimo, oscuro y ocultado retroceso moral abortista. Bajo nuestra aparente buena salud moral está el tumor canceroso del aborto. Nuestro supuesto progreso moral tiene y tendrá mucho de hipócrita y de falso mientras ese derecho al aborto siga en pie. Para colmo de hipocresía, todo este retroceso moral es promovido por grupos y partidos que presumen de ser moralmente superiores, progresistas. En cuanto a los opinantes del principio, no tienen por qué ser hipócritas. Pueden incluso tener buenos sentimientos y ser víctimas de la venenosa ideología dominante, tan poderosa que silencia el mal (el aborto) y lo presenta como bien (un derecho), e incluso mete en la cárcel a quien intente evitar el mal ofreciendo ayuda a personas en riesgo de aborto. 

Quien quiera hacer algo que valga la pena por el progreso moral, tiene una muy buena causa a la que apuntarse, la causa provida; y mucho que hacer. Ánimo.