Opinión

Miento luego existo

Si “pienso luego existo” es el principio, el punto de partida, de la filosofía moderna, “miento luego existo” es el principio, lo de en medio y el final, o sea todo, de la política de quien todos sabemos. Aunque quizás “existo luego miento” refleje mejor el hecho de que, en su caso, el mentir se sigue necesariamente de su existencia política.

Se dice con razón que una filosofía que empieza así es una filosofía del yo, comienza con el yo. Lo mismo su política: empieza y tiene como centro y como fin principal el yo de Sánchez: lo que más importa, su fin último, es su propio triunfo político. Lo demás es medio, algo secundario, menos valioso. España, su unidad, su prestigio, el bienestar de los españoles etc. son menos importantes para él que él mismo, y bien que lo ha demostrado pactando con los que quieren destruir España. No hay línea roja que no esté dispuesto a saltarse con tal de ser presidente. Y si fuera posible, de la tercera república, para no tener a nadie por encima de su yo. Quienes le consideran un psicópata es por esto, porque en muchos psicópatas el yo es tan desmesurado, tan enorme, que cosas valiosísimas son para ellos muy secundarias o no cuentan.

Su descaro es tan asombroso que cuando en Alemania un ministro dimitió al descubrirse que había copiado en su tesis doctoral, él hizo declaraciones alabando ese comportamiento. Naturalmente mintió al hacerlas. Si no, habría dimitido al finalizarlas.

Se dice que la mentira tiene las patas cortas, que con ella no se puede ir muy lejos. También que no se puede mentir siempre a todo el mundo. Y hay países en los que no se perdona electoralmente la mentira. Él miente tanto que parece convencido de que aquí eso no ocurre, de que por mucho que mienta seguirá siendo presidente tras las elecciones gracias a su control de las televisiones y otros medios. Pensará que tenemos memoria de pez.

El jefe de una banda no roba con frecuencia a los suyos. La banda se desharía. Él tampoco puede mentir ni manipular de ese modo a sus socios. Le retirarían su apoyo y dejaría de ser presidente. Miente a los de fuera de la banda, al electorado, por el poder.

Los dictadores solo permiten medios de comunicación afines. Él concede entrevistas o permite preguntas a los medios afines. Ellos suelen impedir la verdad si perjudica su imagen, imponen la mentira. Él al mentirnos, como ellos, nos impone una especie de esclavitud, nos impide actuar libremente: sólo si se permite la verdad es posible la libertad. Cuando un político miente tanto como él, nos está diciendo implícitamente: “puedo jugar con vosotros, hacer lo que me dé la gana, manipularos a mi antojo. Sois para mí menores mentales de edad. Estoy por encima de vosotros. No me merecéis ningún respeto”. Quien tiene sentido de la dignidad y de la libertad no puede aceptar a un dictador ni votar al mentiroso.

Los que se pasan al enemigo son traidores. Él se ha unido a los que quieren acabar con España. Luego… Si España no paga a traidores y los trata como merecen, su partido y sus franquicias autonómicas, PSN incluido, no solo perderán las próximas elecciones, sino que irán a la papelera de la historia. Premio justo a la traición.

Ultima cosa. Sánchez ha expulsado a la Filosofía del Bachillerato. Le conviene que no se sepa lo del “pienso luego existo”, no vaya a ser que de ahí se pase a lo del “miento luego existo” y de ahí a lo siguiente y acabe en la papelera. A los dictadores les interesa que un porcentaje alto de la población sea suficientemente ignorante. A ese público se le engaña y manipula fácilmente. Eso explica lo de la Filosofía y lo del plan de enseñanza de Celaá: las generaciones que aprueban sin saber lo suficiente, sin esforzarse, desarrollan poco sus capacidades intelectuales y son pan comido para el mentiroso.