Opinión

Hembrismo feísta

Me refiero a ese movimiento encabezado por Montero y Belarra, y en concreto a la campaña en la que han malgastado millones de euros publicando fotos a toda página y a todo color en toda la prensa del país durante días. Y más en concreto, una foto determinada. En ella nos mira una mujer joven entrada en carnes, en braga y sujetador, sentada en una cama. Tras ella, de perfil, no queda claro si mirándola, un joven delgado, sentado también en la cama, con el pecho desnudo. La moza tiene su mano sobre el hombro del mancebo.

Si el machismo es un conjunto de ideas y actitudes que pretenden que el hombre es superior a la mujer y ha de dominarla y ella ha de someterse, el hembrismo es lo inverso. En la foto se lee por partida doble “AHORA QUE NOS VEIS, HABLEMOS DE FEMINISMO”. Debería poner “DE HEMBRISMO”. La foto y su mensaje son claramente hembristas.

La entrada en carnes nos mira con mirada altanera y como retadora. Es una mujer empoderada, satisfecha de sí misma, de su cuerpo, sin complejos. Está ahí en bragas mirándonos desafiante, como diciéndonos “aquí estoy yo, y en bragas, porque hago lo que me da la gana ¿Pasa algo? Soy una mujer poderosa, empoderada”. La mano que está sobre el hombro de su pareja indica que lo tiene debajo, es un gesto de dominio. Es el varón dominado o domado con el que sueñan esas perturbadas.

Se lee también “por una educación sexual para la igualdad”. No parece haber ahí mucha igualdad, sino dominio hembrista. Tampoco parece haber amor, sino solo sexo. Y es tremendo que estas hembristas y quienes son como ellas estén maleducando en los colegios a los niños y jóvenes. Para ellas existe el sexo, no el amor. Se burlan de lo que llaman “amor romántico”. En realidad son incapaces de amar. El otro es para la hembra en bragas un medio para obtener placer, un hombre-objeto. La foto podría ser la portada de una película porno. La educación en manos de esa gente ha de dar resultados catastróficos. 

Las feministas han criticado la propaganda en la que aparece una mujer atractiva frecuentemente ligera de ropa. La mujer es ahí un objeto erótico. Hay cierta contradicción entre eso y esta exhibición desinhibida del cuerpo de la entrada en carnes. Aquí estamos no ante un objeto erótico sino más bien antierótico. La semidesnuda es un antídoto contra la lujuria. La foto, la protagonista, su gesto, su actitud, son feos. El hembrismo es feísta. Cree ser reivindicativo con esa campaña y esa foto, pero es ridículo.

Si eso es el feminismo, se supone que a los varones feministas les gustará la foto y la actitud que refleja. Nuestro amado Pedro Sánchez presume de feminista. ¿Se lo imagina alguien ahí, sentado de perfil con la mano de la hembrista encima de su hombro, dominado?

Los y las y les comunistas de Podemos han sustituido la guerra y la lucha de clases por la lucha de sexos. Pero hay otra historia y otra lucha: en general, en la historia, las guapas han sido la clase dominante, y las feas la clase si no oprimida, algo parecido. Quizás la foto sea también un cartel de combate de las feas que gritan “abajo las guapas”. Nos recuerda a “Las Junteras”, la comedia de Aristófanes en la que las mujeres comunistas (las Junteras) toman el poder y establecen el comunismo sexual. El sexo es en la comedia, como en estas hembristas obsesas, lo más importante. Las Montero-Belarra de esa comedia decretan que para acostarse con una guapa hay que acostarse antes con una fea. Como se les ocurra leer esa comedia, ya podemos ir haciéndonos a la idea de lo que nos espera: la entrada en carnes como primer plato. De risa todo, por no llorar.