Opinión

La foto de la bandera estrujada

El mundo oficial continúa celebrando la medalla de oro del atleta navarro Asier Martínez. Así, el medallista va a hacer el saque de honor de Osasuna, y aunque ha pasado ya cierto tiempo desde su triunfo, la prensa ha vuelto a publicar, a gran tamaño y con jubilosos titulares, su famosa foto con el botellín de agua en una mano y con la bandera de España estrujada, hecha un amasijo de tela y casi irreconocible, en la otra. Y de nuevo la foto no ha ido acompañada de una sola palabra de extrañeza o de crítica, como si fuera normal posar de esa guisa con una bandera. Periodismo acrítico. 

No ha vuelto a ser publicada, pero ahí estuvo, otra foto también significativa en la que aparecía en el centro Martínez sin bandera, y a su derecha e izquierda, dos atletas exhibiendo orgullosos sendas banderas francesas bien desplegadas. Este modo de los atletas franceses de posar con la bandera de su país, sí es el normal y aceptable. No así el de Martínez. 

Si un atleta no muestra en una competición internacional la bandera de su país o la lleva estrujada hasta hacerla casi irreconocible (escondida), está afirmando públicamente que ésa no es su bandera, que no quiere ser de esa nación. Semejante anomalía seguramente no ha ocurrido en ningún otro país de Europa durante el campeonato, sólo en España. 

Por parte de Martínez, no es honesto representar a España y negar o esconder lo más que pueda que corre por España; servirse de España para alcanzar un triunfo personal y rechazar a España. Por parte de la España oficial y de sus medios, ya se ha dicho que está habiendo larga celebración, pero esa reacción oficial es un autoengaño. Los españoles no tenemos motivo para celebrar el triunfo de Martínez o para estar orgullosos de él por la sencilla razón de que Martínez no quiere que su triunfo sea de los españoles.

Viene a cuento aquí la famosa frase “más vale honra sin barcos que barcos sin honra”, Se dijo cuando en España había honra, dignidad. Adaptada a este caso, diría “más vale dignidad sin medalla de oro que medalla de oro sin dignidad”. Si en la España oficial hubiera dignidad, sin levantar la voz ni rasgarse las vestiduras, se le diría al joven Martínez que se lo piense y se decida, pero que si no quiere ser español, en adelante no representará a España en competiciones deportivas, ni se le ofrecerá el entrenamiento que se les ofrece a los atletas españoles. Pero lo que hay es Sánchez, Chivite y compañía y una derecha con frecuencia vergonzosa y acomplejada.