Opinión

Un fantasma recorre Navarra

Parodiando el comienzo del Manifiesto Comunista, podríamos decir “un fantasma recorre España y Navarra: el fantasma de la extrema derecha”. En la campaña electoral de abril-mayo de Madrid, Moncloa (Sánchez) impuso a Gabilondo la estrategia de asustar al electorado con la amenaza de que llegaba el fascismo. Tuvo su lógica, porque una de las obsesiones del actual PSOE es la de ganar simbólica y falsamente (otra falsedad sanchista) a Franco la guerra del 36, instaurando tras esa “victoria” una especie de posguerra falsamente victoriosa del Frente Popular: humillando “valientemente” al que les ganó aquella guerra echándolo de su tumba, derribando monumentos del franquismo y levantando otros a antidemócratas del PSOE de aquel tiempo como Largo Caballero. O sustituyendo la dictadura ideológica del franquismo por la “victoriosa” dictadura ideológica del Frente Popular con la “Ley de Memoria Democrática”, ciertamente parecida a la “democracia” del Frente Popular en cuanto que impone su versión de la historia impidiendo la libertad de expresión. En este contexto, resulta natural que repitan las falsedades del 36, cuando tachaban de fascista a todo el que no aceptase los desmanes de su política. Pero se ve que los madrileños no se chupan el dedo, porque el tiro les salió por la culata, y el fracaso de Sánchez, representado por el pobre Gabilondo, fue espectacular. 

Ocurre además que hay una estrecha conexión Moncloa-Chivite, porque en Moncloa tiene vara alta una egregia figura del PSN, el nada menos que graduado en FP Santos Cerdán. Los expertos hablan de un eje Cerdán-Alzórriz-Chivite. Indican que las almas gemelas de Cerdán y Alzórriz sintonizan, y que de Cerdán llegan a Pamplona, vía Alzórriz, directrices, órdenes, estrategias, eslóganes, ideas o sugerencias que Chivite acepta obediente. Aseguran que una de ellas ha sido la de hacer aquí algo parecido a lo que hicieron allí con la derecha, y tiene pinta de ser verdad porque han adoptado la estrategia de acusar a Navarra+ de haberse instalado en el extremismo, en el NO permanente, en la negativa a cooperar; de haberse echado al monte. Acusaciones que son tan verdad como lo del fascismo de Madrid o como la falsa promesa de Chivite de que no pactaría con Bildu. Un intento de que los electores navarros no prestemos atención a los muchos borrones de la legislatura de Chivite: entre otros, el de su mala gestión sanitaria y económica de la pandemia, el de esa promesa mentirosa de no pactar con Bildu, el de su indecente pacto y consiguiente blanqueo de Bildu y por extensión de ETA, el de sus pagos a los nacionalistas vascos por sentarla en el Sillón, el de sus vergonzosas sumisiones a Urkullu. Una vez más, otro intento de engañarnos, de manipularnos. 

Hay que recordar una y otra vez, porque ahí está una clave de lo que han sido y han hecho Navarra+ y el PSN en la legislatura, que Esparza ofreció a Chivite aprobarle gratis los presupuestos y darle estabilidad en el resto de la legislatura si no pactaba con Bildu, y que Chivite y su PSN rechazaron la oferta y prefirieron pactar los presupuestos con los bildutarras. Ofertas más generosas son imposibles de imaginar. Esparza fue generoso, antepuso el bien de Navarra a su interés político personal y al de su partido. Chivite fue mezquina, mediocre, excluyente, y mentirosa, y no buscó el bien de Navarra. Son los rasgos de su política, que quedaron bien a la vista con su rechazo a la oferta de Esparza.

En las próximas elecciones forales se verá si los navarros somos como los madrileños y no nos chupamos el dedo; si a Chivite las urnas le deparan con razón algo parecido a lo que le depararon a Sánchez-Gabilondo en Madrid.