Opinión

En enero sin falta...

Tiempo de autoexamen y buenos propósitos. Sobre la vida privada, examen privado. Sobre lo que hemos hecho como sociedad, nación o Estado, examen público. Traslademos al ámbito laico de la política el método para mejorar usado durante siglos en la católica España: 1. Examen de conciencia. 2. Dolor de corazón (arrepentimiento por lo mal hecho). 3. Confesión de los pecados (reconocimiento de los daños hechos a la nación). 4. Propósito de la enmienda. 5. Cumplimiento de la penitencia merecida.

Los nacionalismos son grandes pecadores, nos han hecho mucho da daño: ETA, chantajes exigiendo y logrando privilegios, incumplimiento de leyes, empeño en la ruptura de la nación, golpe de Estado, persecución del español etc. Clarísimo también que no se arrepienten ni tienen propósito de enmienda. Merecen una penitencia dura, pero no se la aplicarán a sí mismos y deberá serles aplicada desde fuera. Como mínimo tendría que consistir en no pactar con ellos, ir eliminando sus privilegios y aplicarles la ley. ¿Quién se la aplicará? ¿Los dos que han sido grandes partidos? Los dos han sido pecadores pactando con ellos y pagándoles chantajes hasta llegar a la situación actual, la peor en la U.E.. Y no está claro que el PP tenga propósito de enmienda. Y el propósito del sanchismo es de empeoramiento: nadie había gobernado unido a proetarras e independentistas, para contentarles. En Madrid y en Navarra. La penitencia tendremos que aplicársela a él y a los nacionalistas nosotros en las próximas elecciones.

Nació Ciudadanos con la vocación de poner remedio a esos males, pero ha fallado. Ha nacido otro partido con parecida pretensión. Ha defendido la Constitución con recursos que otros no han puesto. Veremos. La penitencia que propone, el centralismo, es difícil en un país tan federalizado, aunque no es de extrema derecha. Francia es centralista, y no es un Estado de extrema derecha.

En otro ámbito, desde Zapatero el PSOE está repitiendo pecados paralelos a los que cometió en la segunda república. Marx dijo que las repeticiones en la historia son una farsa. Ésta lo es, y sus protagonistas Pedro, Pablo, Irene, Yolanda, María … son bastante farsantes. En los años treinta, el PSOE revolucionario del Lenin español se impuso al reformista de Besteiro y asumió el marxismo, ideología equivocada, totalitaria y ruinosa. Hace no tanto, el PSOE de Sánchez se impuso al de quienes lo defenestraron, y lo que entonces fue el marxismo es ahora un neomarxismo, un revoltijo ideológico pretendidamente igualitario y liberador también, pero montado en torno no a lo económico sino principalmente a asuntos sexuales. Si el marxismo se creía superior y capaz de crear la sociedad y el hombre nuevos, estos progres lo mismo. Si aquél fue ateo y anticatólico, éstos igual. El catolicismo es un obstáculo para sus planes. Y si los católicos tenían que ser antimarxistas, tienen que ser también anti esta nueva ideología que, como el marxismo, se basa en una antropología disparatada y antinatural. Si entonces llamaron fascista a quien no aceptaba el marxismo, ahora a quienes rechazan su ideología les llaman homófobos, machistas, extrema derecha, culpables de delitos de odio y fascistas. Si el marxismo fue enemigo de la libertad y dictatorial, éstos impiden la libre expresión del discrepante. Y si el marxismo era totalitario, en la actual izquierda, sanchismo incluido, hay mucho ramalazo totalitario. Un ejemplo: los hijos son del Estado y no de los padres. La penitencia que merecen el sanchismo y sus compinches ya se ha dicho.

En este terreno, el PP más bien ha mirado para otro lado o ha hecho un seguidismo mediocre. Por eso ha surgido un partido que se opone al neomarxismo. Es verdad que alguno de sus líderes exhibe cierta agresividad verbal, pero no utilizan la violencia, y la han sufrido. Antes, de ETA. Ahora, de la extrema izquierda. Sin responder con la misma moneda. Pero claro, “son” extrema derecha, homófobos, fascistas etc. Lo de siempre.