Opinión

Homo esteparius, Los Pinares de Monte Alto

Los pinares de Monte Alto (o Mojón Blanco) situados al suroeste de los municipios de Cascante, Tudela, Cintruenigo y Fitero, con más de 2.400 hectáreas, son el auténtico pulmón verde de la Ribera Baja.

Además, enlazando de forma continua o discontinua con otras masas forestales de la Rioja y Aragón, vertebran un gran corredor ecológico a lo largo del Sistema Ibérico. La reforestación de Monte Alto fue realizada hace 30 años, dentro de las políticas forestales de los años 80, desafortunadamente abandonadas a partir de los años 90.

Las propicias condiciones climáticas han permitido un rápido desarrollo del pinar. Además, el microclima generado por el bosque esta ayudado a la aparición o expansión de otras especies vegetales, tanto en el sotobosque, como en los claros del bosque. Las especies más abundantes son el romero, la aliaga, el aladierno y la coscoja, pero también se pueden encontrar algunas jaras, sabinas, carrascas o enebros.

La conectividad de este joven bosque con otras masas forestales más maduras favorece la propagación de flora y fauna. La aparición de nuevas especies vegetales favorece la aparición de nuevas especies animales y viceversa. Por ejemplo, los insectos asociados a un tipo de planta favorecer a su vez a los pájaros insectívoros de que se alimentan de dichos insectos y estos a sus depredadores. Por otro lado las aves que se alimentan de determinados tipos de frutos ayudan a la diseminación de sus semillas. Así, un ecosistema es más complejo, rico y resistente cuantas más especies contenga.

  Son el auténtico pulmón verde de la Ribera Baja

Respecto de la fauna presente en los Bosques de Monte Alto, por su abundancia, cabe destacar el grupo de los ungulados; jabalí, corzo, así como la presencia esporádica de ciervo. Especies como el ciervo, que pueden recorrer grandes distancias a lo largo de la sierra, ayudan al transporte de semillas en sus estómagos o adheridas a su pelaje.

Otra especie reseñable es el Águila Real, cuya majestuosa silueta de más de 2,3 metros de envergadura, puede observarse con las últimas luces del día sobrevolando los extensos pinares antes de regresar al nido.

Pero, por su importancia ecológica, es oportuno dedicarle una mención especial a una de las últimas especies que se ha instalado de forma estable en Monte Alto; la ardilla roja común (Sciurus vulgaris S.v. rufus). La ardilla representa para el bosque lo que el conejo para la estepa, en la base de la pirámide trófica, es capaz de servir de alimento a muchos otros depredadores, como el gato montés, garduña y gineta, así como las grandes rapaces  nocturnas y diurnas. Pero lo que realmente hace especial a la ardilla es su forma de recolectar y almacenar sus alimentos. La ardilla entierra los frutos otoñales a modo de despensa, cuando abundan en la naturaleza. Muchas de estas semillas quedan olvidadas en el suelo, posibilitando que de ellas nazcan nuevos plantones. Por otra parte la ardilla colabora en la formación de suelo convirtiendo en astillas decenas de piñas cada día y eliminado las cortezas secas de los troncos al trepar por ellos.

Considerando la falta de estudios y conocimiento sobre las dinámicas de desarrollo de las masas reforestadas con pino carrasco o halepensis, cuestionadas injustamente incluso por el Departamento de Medioambiente de Gobierno de Navarra, convendría realizar periódicamente inventarios de especies animales y vegetales para entender mejor su evolución.