Opinión

Yo no soy español

Leí en estas mismas páginas el artículo de Alfonso Rincón titulado “Soy español”, y con sus mismos datos yo me reafirmo en todo lo contrario: porque si, según decía, el 26% de los navarros no se siente español según la última encuesta elaborada por el CIS, Centro de Investigaciones Científicas, quiere decir que el proyecto de España, iniciado en Navarra con una conquista militar, ha fracasado estrepitosamente.

Cinco siglos de endoctrinamiento, de control absoluto de los púlpitos, escuelas, universidad, servicio militar, carnets, pasaportes, estancos, leyes, cartografía, enciclopedias, medios de comunicación, selecciones deportivas, etc.; introduciendo todo tipo de jerarquías y funcionariado, obispos, maestros, gobernadores, militares, policías, Opus; con todas las radios y televisiones dependiendo de Madrid… ¿Y todavía 26 de cada 100 navarros no se siente español? Eso supone que si aquí realmente hubiera democracia y, por ejemplo, el 26% de los medios de comunicación de Navarra pudiera defender esa idea, es posible que estaríamos a las puertas de ser un nuevo estado europeo.

Además, el 26% dice abiertamente que no es español, pero el resto expresa un españolismo mucho más tibio que el que muestra el Sr. Rincón. Salvo en algunos balcones de la Ribera, en toda Navarra apenas se vieron banderas rojigualdas. Nada que ver con España. Y es que basta echar un vistazo a nuestra propia historia para ver que cuando al sur del Ebro ondean las banderas españolas,

los mástiles siempre caen sobre nuestras costillas.

Cuando llegaron a Navarra los pendones de Castilla, nos robaron la independencia. Con banderas españolas llegaron Espartero o Concha y nos arrebataron los Fueros. Bajo enloquecidas banderas españolas enviaron a nuestros abuelos a las quintas, a defender esa unidad patria que entonces llegaba al Rif, a Cuba y a Filipinas.