Opinión

¡Y despertó!

Se atribuye a Napoleón Bonaparte la frase "cuando China despierte, el mundo temblará", si bien parece ser que pertenece a un viajero francés del siglo

XVIII llamado Francisco Renato, Conde de Chateaubriand. Es lo de menos, la

cuestión es que el gigante asiático ya

se ha desperezado, y nos está empezando a engullir pantagruélicamente, mientras aquí sólo vemos la televisión y nos rascamos las pelotillas del tabardo.



Y no viene sola. Resulta que ha creado un colectivo llamado BRIC, que más bien debería llamarse BRICS, que, a la par de otros hermanos Indoasiáticos que van a su bola pero al mismo ritmo imponente, se están, ya, de facto, repartiendo el nuevo orden global.



Brasil, Rusia, India y China, junto a su nuevo y estratégico socio sudafricano, suponen no sólo más de la mitad de la población del planeta, son la principal potencia emergente del mundo, y, con semejante totalitario líder del colectivo,

la peor amenaza para la democracia

y las libertades y derechos ganados por los ciudadanos a lo largo de la historia.



Los 200 años de aportación “planetaria” -social, cultural, tecnológica y económica- que Europa ha dado a esta isla universal ya se han acabado, y pobres de nosotros... llega el caos rasgado.



Entretanto, a pesar de haber superado educadamente con la Unión Europea el imperial sueño napoleónico, aquí perdemos el tiempo debatiendo cuestiones absurdas y golpeándonos el pecho como monos a ver quién es más español, más navarro, o más vasco o catalán, mientras Europa se desmiga convirtiéndose, callada, lenta pero inmisericordemente en el destino turístico de los ahora jóvenes asiáticos, súbditos del régimen y demás “emergentes”, que ya nos habrán superado con creces, y nos tendrán como segunda vivienda en su vejez. ¡Al tiempo!