Opinión

Vuelven las inundaciones, sin solución para el río Ebro

Se nos ha vuelto a echar encima la época de las crecidas del Ebro si que, como siempre, la Administración haya planteado solución alguna más allá del goteo de dinero que llega desde la CHE y los gobiernos autonómicos para indemnizar a los afectados y compensar a Ayuntamientos y regantes por sus trabajos de reposición de motas y reparación de los desperfectos ocasionados por la última avenida.

Así, se comprende que desde la oposición, el parlamantario de UPN, Alberto Catalán, ha reclamado al Ejecutivo que “lidere las soluciones ante las inundaciones”, del mismo modo que ha lamentado que “sigua habiendo muchos puntos en los que uno no sabe si se encuentra ante un vertedero, una gravera, un cauce de rio o un sotobosque”. Si bien, son plenamente conscientes de que las Directivas Europeas prohíben expresamente dragar los ríos como si fueran canales. Aunque todos estamos de acuerdo en que se mejoraría la situación si se realizaran pequeñas intervenciones en muchos tramos y puntos concretos del cauce.

Por su parte, Ecologistas en Acción de la Ribera va a estudiar y debatir en una reunión extraordinaria que celebrará el 23 de febrero a las 20 horas en en Centro Cívico de Lestonnac de Tudela, el documento aportado por los técnicos de esta dinámica ONG, en cuyas conclusiones se determina que las motas situadas en la margen izquierda del río Ebro son la principal causa de la inundación de las calles de Tudela, entre otras interesantes reflexiones que bien podrían servir para mejorar y, de una vez por todas, determinar entre todos una solución para este problema estacional del que nadie parece acordarse más que cuando llueve o nieva copiosamente.

En concreto, habrá que asumir que la existencia de estos diques tiene como objetivo evitar la entrada de agua a una zona ahora ocupada por tierras de cultivo y viviendas en situación irregular. El problema es que esa zona también es la llanura de inundación del río. Y si se ubica un muro que impide el paso del agua de una crecida del Ebro, también se está impidiendo la dispersión de un elevado volumen de agua y la ralentización de su velocidad, justo antes del casco urbano de Tudela.