Opinión

Unas gotas de sangre

Día de la vida y del agradecimiento, el Día Mundial del Donante de Sangre que hoy se celebra, y en el que Navarra, su gente para ser más exacto, es ejemplo y punto de referencia por su solidaridad y su buen hacer.

Donar sangre es bonito. Donarla altruistamente aún lo es más. Porque lo que nada me cuesta por nada lo tengo que dar.

La cultura popular, nuestra jota navarra, también se suma a esta celebración. En más de una composición aparece la palabra sangre como signo de vida, de pena, orgullo e incluso honor. Yo me quedo con el primero, con la vida. Rebuscando en el cancionero encuentro una de ellas que dice: Si con lágrimas pudiera, / resucitar a mi madre; / iría a su sepultura, / a llorar gotas de sangre. Que sabia es la cultura popular, esto es la donación de sangre: Resucitar, dar vida al prójimo por unas gotas de sangre, por unas gotas de nuestra sangre.

A los navarros el color rojo nos ha dado y da mucho. Roja es nuestra bandera y rojo es el pacharán. Rojo es el vino tinto, el pimiento del piquillo y nuestro pañuelo festivo. Rojillos con Osasuna y coloraos en el frontón. Roja es nuestra cereza y nuestra chistorra. Roja es nuestra sangre… y esa la podemos dar.

Adona, la Asociación de donantes de sangre de Navarra nos pide a los navarros de nacimiento y a los de adopción hacer algo increíble: que donemos parte de nuestra propia vida para salvar las de otros. Y eso se puede conseguir con unas gotas de nuestra sangre.

No cuesta más de 30 minutos. Llegas al banco de sangre y, en mi caso, te encuentras con el amigo que prácticamente sólo ves cuando quedas con él para donar, aguardas la fila para que comprueben tu estado de salud en los últimos tres meses (porque cada tres meses se puede y se debe acudir) y te reciben con toda amabilidad y simpatía. Si todo está en orden pasas a la sala de extracción y, con todo cariño y profesionalidad, comprueban tu tensión y a continuación regalas tus gotas de sangre que seguro salvarán alguna vida. Antes de irte y en la sala de estar te ofrecen con una sonrisa un tentempié que permite comprobar que todo ha ido bien y que ya puedes marchar. La experiencia, lo aseguro, no puede ser más gratificante.