Opinión

Una Perseida, un deseo

¿Lo han hecho ya? Yo ya he tenido la suerte de pedir mi deseo para la próxima temporada. Lo hice el pasado sábado, tumbada en el césped verde del huerto, rodeada de mi familia y de un grupo de amigos, después de dar buena cuenta de una suculenta barbacoa y acabar acribillada por los mosquitos. Era alrededor de la media noche cuando vimos la primera lágrima de San Lorenzo surcar el cielo tudelano, en dirección noroeste. A esta le siguió una segunda que no todos pudimos contemplar (que si los niños gritaban, que si pedían agua, que si escuchaban el aullido de un hipotético lobo, que se levantaban y se volvían a levantar de las mantas de cuadros en las que estábamos tumbados)...

De todas formas, con un “avistamiento” fue suficiente para pedir ese deseo y soñar... (porque la vida, al final esta hecha de sueños, como decía Calderón de la Barca).

Aunque en el cielo ya no vimos más meteoros, la velada fue agradable: comimos, reímos, conversamos y pasamos una noche diferente y entretenida, además de enriquecedora para los más pequeños de la casa, tan necesitados de que se les llenen, convenientemente, los dilatados tiempos de la época estival.

Y es que el verano nos ofrece momentos como este para la charla distendida, el esparcimiento ocioso y la cultura. Es una estación perfecta para atar mejor los lazos familiares, aunque también, claro está, para tirarse los trastos a la cabeza, ya que durante el resto del año estamos tan enfrascados en la rutina diaria que ni encontramos los trastos...