Opinión

Tudelanos contra el hundimiento de San Nicolás

Vecinos y visitantes de la plaza de San Nicolás han solicitado al Ayuntamiento la realización del proyecto de obra pendiente para la rehabilitación del edificio. En los Presupuestos Municipales de 2009, aprobados por el equipo de UPN conjuntamente con el PSN, se contemplaba una partida de 130.000 euros para la licitación del proyecto de obra de la iglesia. Preocupados porque en los Presupuestos de este año se han olvidado de la restauración de San Nicolás y de que en el próximo habrá elecciones, por lo que puede demorarse el asunto un par de años más, han recogido firmas para solicitar al Ayuntamiento que se destine ese dinero para iniciar un trabajo que en caso de demorarse puede conllevar el deterioro irreversible del edificio.

Además, en los Presupuestos Participativos del presente ejercicio la propuesta de restauración de San Nicolás ha sido la más apoyada en el Casco Antiguo, por lo que de llegar a la fase final, se continuaría con una partida de 500.000 euros para ejecutar las actuaciones más urgentes. Confían los vecinos en que sea defendida la iniciativa por los participantes en el reparto del millón de euros asignado por el Ayuntamiento para ser distribuido por los ciudadanos. El Casco Antiguo es el barrio de todos los tudelanos, el compartido en las celebraciones, el visitado por los turistas, el que sirve de motor de la hostelería de Tudela. Su mantenimiento y mejora ha de ser un empeño de todos los tudelanos, no sólo de los residentes en la zona.

La iglesia de San Nicolás sufre un deterioro progresivo desde que, hace más de 40 años, fuese desacralizada. En la actualidad el derrumbe del tejado y el empeoramiento del estado interior hace peligrar la solidez de una iglesia con una tímpano románico del siglo XII, único en su género. La caída de tejas, de nidos, excrementos de palomas y cigüeñas hace peligrar la seguridad de vecinos y visitantes de la plaza; por lo que, de no comenzar las obras cuanto antes, el desenlace puede ser fatal para todos.

Hace falta sensibilidad histórica y artística para que los tudelanos, con sus representantes políticos a su cabeza, no se conviertan en responsables del hundimiento de un templo para el que se tenía previsto un mejor destino que la ruina total.