Opinión

Triste colofón a las Jornadas de Exaltación de la Verdura

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Con el fin de que la decepción y el “cabreo” no se me pase, al contrario que otras veces, he decidido escribir estas líneas en caliente, recién finalizadas las jornadas de exaltación de la verdura que tanto se ha cansado de patrocinar el M. I. Ayuntamiento.



Sí, decepción, indignación, enfado y cabreo es lo que siento por la suspensión sin previo aviso del toro de fuego que iba a salir a las 21:15 horas del domingo justo antes de los cohetes que darían fin a las tres semanas de exaltación “verduriana”.



Pocos tudelanos habíamos esperado al torico, pocos puesto que el tiempo desapacible, con frío y a veces lluvia durante toda la tarde había desanimado a la mayoría. Además el programa de las jornadas dejaba incomprensiblemente la tarde del último día vacía de actos y contenido salvo un parque infantil en el Queiles a las 17:00 horas y el torico de fuego a las 21.15 horas. Ignoro y aún no me explico el motivo de que el toro no se programara a una hora más temprana.



A pesar de todo, y aunque con algo de frío, la lluvia no hizo acto de presencia y una treintena de críos con sus respectivos padres esperamos la hora jugando por la plaza o tomando algo en los bares de la misma.



A las 20.00 horas y aprovechando la presencia en la Plaza del concejal D. Jesús Álava pregunté a éste si había alguna novedad en el programa, respondiéndome el concejal que en principio no había modificaciones y que el toro saldría a la hora prevista. Minutos después una ambulancia de protección civil y varios trabajadores del Ayuntamiento se instalaban en el arco de la Plaza que da a la calle Ugarte Dña. María y lo confirmaban.



Al lugar poco a poco vinieron algunos niños más con sus padres y unos periodistas del programa Callejeros con su cámara al hombro. Éstos se mezclaron con los asistentes y nos dijeron que iban a grabar el toro de fuego ya que llevaban todo el día grabando los actos de esta última jornada de la verdura para mostrarlos en un programa especial.



De repente, a las 09:15 horas, tres cohetes fueron lanzados desde la casa del reloj y dos agentes de Policía Municipal fueron diciendo a los allí presentes que el toro no salía, a la vez que la ambulancia desparecía de la escena.



Sorpresa y sonora pitada del respetable en un principio e indignación y enfado mezclados, tras esos primeros segundos de los asistentes allí presentes. Sorpresa e incredulidad también de los “callejeros” de la televisión. Pero sobre todo decepción y desilusión en la cara de los niños que esperaban, a pesar de la hora, para ver la salida del toro y para correr delante de los fuegos y que se preguntaban atónitos por qué el toro no salía.



No entiendo esta decisión, no entiendo a quién se le ocurrió semejante “idea” y la verdad es que no sé a quien culpar, pero me pregunto si el que dio la orden pensó en los niños allí congregados y en la decepción que provocó en ellos. No sé si consideró que los allí congregados éramos pocos para desperdiciar el gasto de pólvora del toro, quizás pensó que al no salir “el morlaco” se recuperaría algo de dinero para las paupérrimas arcas municipales. Quizás la poca gente desilusionó al portador del bicho y no quiso salir… no lo sé.



No obstante lo que sí sé es el poco respeto que tuvo el que decidió la suspensión del acto hacia los tudelanos allí presentes que esperamos con frío, jugando y entreteniendo a los niños a ese toro ausente.



Lo que sí sé es la pobre imagen que se llevaron los periodistas de Callejeros que se preguntaban cómo era posible esta suspensión y el por qué no se respetaba el programa de actos.



Me pregunto cómo se puede anular un acto sin aviso previo. Me pregunto dónde estaban los concejales (que durante todo el día se habían dejado ver) a esa hora para concluir las jornadas y dar una explicación. Mal vamos si para concluir unas jornadas que cuestan tanto dinero bastan tres míseros cohetes lanzados por alguien al que, los allí presentes, sólo vimos el brazo sujetando la mecha.