Opinión

Soneto

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Un zahorí me cuentan que ya ha entrado

a descubrir un manantial de voces.

Su péndulo de búsquedas veloces

en un traslapuentino ha recalado

Navarrico del Ebro, en su costado

vino a la luz en la villa de Cortes

y camina entre el verbo y los colores,

la pluma y el pincel iluminado.

Este buen escritor, mejor amigo,

Atesora laureles cada día,

al viento malabar de la armonía

Pero si ustedes me preguntan, digo,

que, como el ciego insigne que veía,

escribe sólo por la compañía.