En la prensa regional de la Ribera de la semana pasada hemos podido leer la oposición del Sr. Solabre Heras en su calidad de vicepresidente de Concapa Navarra, a la "píldora del día después", calificándola de abortiva, lo cual es falso médicamente hablando, y preguntándose también por el límite de edad, "6,7,8,9...años" decía, como si no supiera dónde lo colocaría él; en el lugar y tiempo más adecuado, ¡por supuesto!; pero como el límite lo ponen otros, no es lo mismo, ¿verdad?
Otro de su misma cuerda, el Sr. Eradio Ezpeleta dice que se opone a dicha píldora porque "desordena el ciclo habitual del organismo para que siga adelante tal y como la naturaleza lo ordena". ¿Hemos de suponer y aceptar que, en el caso de las congelaciones que ha sufrido la guapa Edurne Pasaban, con riesgo de cangrena, habría que dejar que la naturaleza siguiese su curso?; ¿y qué decir de las vacunas?
Por fin, el Sr. Ricardo Guelbenzu juega de un modo perverso e inaudito con los significados, biológicamente hablando, de las palabras y conceptos "independiente" y "autónomo" para justificar su oposición, como queriendo que aceptemos que 2 más 2 es igual a 22.
Con este tipo de argumentos, los autores de la ley pueden estar tranquilos y decir:"si esto es guerra, vengan balas"; y con estos "defensores de la vida", ¡que Dios nos coja confesados!