Hace unos días, una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, avaló que Alemania denegara ayudas sociales a aquellos extranjeros que, trasladados y afincados en su país, no busquen trabajo.
Si queda claro que sólo se afincan en su territorio para beneficiarse de su estado de bienestar, el Tribunal de Luxemburgo apoya y comprende que éste no brinde ayudas a la olla boba.
La sentencia trató el caso de una ciudadana rumana que no trabajó ni en su país ni en Alemania, y reclamó ayudas sociales que el país de Merkel rechazó, algo que los ciudadanos de bien deben aceptar, comprender y aplaudir.
Siempre se ha dicho que por la caridad entra la peste, de modo que si los grandes logros sociales de Europa no se corresponden con una actitud trabajadora y entregada de todos sus ciudadanos -y por igual-, es imposible que podamos mantenerlos no sólo con dignidad, sino desde la igualdad.
No es racismo, evidentemente, se trata de Justicia Social inteligentemente entendida.
