Opinión

Santiago, otro cuento apostólico

La apertura del año santo compostelano hace que gobiernos autonómicos como La Rioja organicen festejos, llamativos y relativamente costosos. El turismo requiere estos fastos para promocionar ciudades y pueblos.

Comprendo que festejos populares, como los Reyes Magos y el camino de Santiago, sean necesarios para conmemorar tradiciones aunque sean mitos y leyendas, como estos. Pero debemos de llamar a las cosas por sus nombres, y no dejar que estos "señores sacerdotes" sigan viviendo del cuento apostólico.

Así como hemos demostrado ser fábulas, la Navidad y los Reyes, pues la misma jerarquía, lo dice: Cristo no nació el 25 de diciembre y la historia niega la matanza de los inocentes, por lo que la visita de los reyes se cae por su propio peso.

Debemos de enfrentarnos a otra leyenda, que tampoco es reconocida oficialmente por estos mandatarios, pero que dejan que el pueblo la celebre como si fuera cierta, mientras les beneficie.



El primer mártir del cristianismo fue Santiago o San Yago, por lo tanto, nunca pudo llegar vivo a España, por lo que se produce la leyenda más increíble, que conocerse puede, en todo el mundo mundial.

Una virgen que ha tenido un hijo, sin dejar de ser virgen, es llevada por unos ángeles desde Jerusalén a Zaragoza en carne mortal, es decir viva, y se aparece a un muerto, el apóstol Santiago, lo cual raya en la locura: ¡Una viva se aparece a un muerto!¡Genial! El más difícil todavía... este milagro es ¡Insuperable! Mayor incluso a los que hizo el mismo Cristo.



Tantos mitos se juntan, en la aparición de María, en Zaragoza, que lo de la Basílica del Pilar es un despropósito tremendo, hasta para las mentes más calenturientas.

Y ya se remata, con el reconocimiento de patrón de España a este apóstol, que como El Cid Campeador, triunfó después de muerto, y volvió a resucitar matando moros... la repera.

Y otro colorín colorado, este cuento no se ha acabado.