Opinión

Reflexiones sobre conflictos

El diputado Israelí Knesset Avigdor Lieberman en una invitación al genocidio, propuso lanzar bombas atómicas contra Gaza o empaquetar para Jordania a todos los palestinos, los de Cisjordania, Gaza y a todos los árabes israelís.

Ya, otro judío, George Steiner, avergonzado por la dinámica criminal en la que se embarcaba el movimiento sionista hacía estas consideraciones: ”Todos somos invitados de la vida a este mundo planetario y hemos resultado invitados vandálicos y exterminadores”

Fotos y videos muestran estos días la espeluznante masacre de Gaza. Mazinger apuntando a decímetros de aterrorizadas pupilas infantiles, excavadoras aplastando seres humanos, sarcasmos y carcajadas de la soldadesca sobre cuerpos destrozados (como en Abu-Ghraib)… El relato de aberraciones sería inacabable.

Y con todo, ni siquiera es esto lo que más horror produce. Lo peor de la catástrofe, incluso por encima del genocidio, es la habituación al horror del isralí, el goce en la masacre y la pérdida de conciencia crítica y de sentimientos, que demuestra un gran sector de judíos.

Y prefiero obviar la cínica controversia de si empezó Hamás o Telaviv. Es una obscena y cruel farsa, ante la evidencia de los hechos y de la larga trayectoria de atrocidades de Israel contra los palestinos.

Pocos se creen la campaña mediática de los judíos. Hasta uno de sus medios, el diario Israelí Haaretz, reconoce que el plan de ataque fue elaborado en Agosto (ante de los cohetes palestinos) por Olmer y Barak. Pero ya se sabe, el invasor elabora la palabra, la noticia, la crónica y definitivamente la historia.

Los sionistas son peores que hienas, la comparación ofende, a las hienas, claro. ¿Y los primermundistas? Acostumbramos a recurrir a nuestra impotencia. Pero algo habremos de decir sobre nuestro “elan” solidario o sobre la laxitud de nuestras conciencias. Palestina nos queda lejos… Todos los desastres humanos nos van quedando lejos, como si no tuviéramos algo que decir o hacer.

Se sabe que en todo conflicto una de las causas fundamentales es la económica.

Gaza vive de la ayuda internacional. Israel no concede ninguna ayuda, por el contrario produce la gran parte de insumos: alimentos, medicinas, combustibles que llegan a Gaza. La ayuda extranjera mayoritariamente en Euros, se abastece en Israel. La espesa red del bloqueo israelí con sus tasas y peajes, control de puertos y areopuertos, acrecienta enormemente los costes. Todo redunda en beneficio de Israel, con el permiso de la UE… El bloqueo, la desindustrialización, la inaccesibilidad a cualquier tipo de producción agropecuaria ha sumido a Gaza en la pura inoperatividad.

Hoy a los campos de Auswitch o Dachau… o los GULAG, perfectamente podríamos sumarles Gaza.

Con frecuencia se echa mano del fanatismo religioso como motor de conflictos. Hoy está muy claro que el mejunje religioso se utilizaba para soliviantar o narcotizar a los pueblos, a conveniencia del invasor. Por otra parte, ¿quién puede asegurar, que hay más fanatismo en la defensa del Corán que en la Torá?

¿En los conflictos de Irán, Afganistan, Chechenia…, son algunos ejemplos, no es una disputa geoestratégica por el dominio de la energía?

Las cruzadas, las llamadas guerras de religión, las colonizaciones… Allí estaba, como leitmotiv inexcusable, el factor económico.

¿Y la conquista de Navarra? Basta un somero análisis de lo poco que se nos ha filtrado de los papeles del taimado Rena, para cerciorarse del manejo descarado o subrepticio del patrimonio y de los fondos del erario navarro. Y la temosa insistencia de los monarcas invasores, para apropiarse del fruto del latrocinio.

Rápidamente se blindaron los pasos pirenaicos. Esto por una parte rompía nuestro estado y su soberanía, y por otra, cercenaba la tradicional apertura comercial y cultural de Navarra hacia Europa. Castilla destrozaba nuestras redes y nos y controlaba todas nuestras transacciones. Maravedís para la corona usurpadora.

Las económicas junto a las evidentes razones geoestratégicas y no otras, fueron las razones que motivaron al Falsario a la conquista de Navarra. Las razones religiosas, como cualquier historiador mínimamente objetivo pone de relieve, son un puro paripé.

Llega el quinto centenario de invasión de Navarra. Y los hijos del Falsario, del Duque de Alba o del Conde de Lerín, seguirán defraudando nuestros impuestos para apresurarse a intoxicarnos con la versión torticera de la invasión. Tergiversarán los hechos con el mismo espíritu de Ehud Olmert, Bush (y su fiel Ansar, al parecer venido a menos en los salones de la casa blanca), Putín en Chechenia y toda esa tétrica saga de mesías descerebrados que dirigen su peculiar Armagedón.

Es triste admitir, que en definitiva la historia, no es otra cosa que la suma de los conflictos humanos. El mundo actual es un producto amasado con luchas fratricidas. La otra opción, la de planificar un mundo donde el paisanaje pudiera dedicarse al goce de la naturaleza y los placeres del espíritu sin codicias ni avasallamientos, hoy por hoy es pura utopía.

Y sin embargo son, a mi parecer las dos únicas opciones, que se le ofrecen en este mundo al único ser “supuestamente inteligente” , la opción de un mundo en paz, no precisamente el deshumanizado de Husley, o el camino, cada día más precipitado, de su destrucción.

El estado evolutivo del ser humano, está en una encrucijada de inmadurez, una inmadurez trágica por la forma de organizar el mundo. Sus dirigentes emperrados en clasificarnos con un venenoso maniqueísmo en buenos y malos, legales o corifeos de un falaz estado de derecho y terroristas o insurgentes…

Lo cierto es que toda la humanidad queda inmersa en un estado de conflictos. Territoriales, económicos, ecológicos, sociales, religiosos…