Opinión

Puente colgante

El capitalismo hace aguas por todas partes. El sentido común que necesitamos no se impone. Estamos entrando, a la fuerza y de malas maneras, en una nueva Era y, sin embargo, seguimos ensimismados en nuestras contradictorias mentiras y bajezas.



Los años enseñan mucho más de lo que los días nunca supieron, pero seguimos igual... El país se acerca al último mes del año en el que un cúmulo de festividades religiosas y celebraciones políticas y sociales lo paralizan por completo. Pero nadie es capaz siquiera de hacer pensar, de sugerir, que así no se puede continuar. El Bienestar se logra produciendo, no tocando la bandurria de la cigarra. Pero en esta tierra nuestra, esta reflexión es vacua. Es mejor ver los toros desde la barrera de puentes festivos, empalmes de días y semanas sin resolver problemas, sin afrontar necesidades, sin tomar decisiones. Es decir, sin seguir adelante de verdad.



Es más fácil ampararse en las uvas que en los resultados, en las cenas

de empresa que en las reuniones de objetivos. Y, entre tanto, la "cosa" -tanto pública como privada- se nos cae a pedazos sin marcha atrás. Se desmonta el estado de embriaguez benevolente en que nos encontramos y, entre tanto, todos nos vamos de fiesta, de puente foral, de silencio colgante... En definitiva, de miedo en miedo pasamos las semanas y los meses sin tomar decisiones, sin plantar cara no a lo que se avecina sino que ya nos empuja fuera del sillón.



Y el invierno llegará de todas formas y esa hormiga perezosa en que nos hemos convertido lo pagará caro.