Opinión

Preguntas

Dicen que no merece la pena vivir la vida sin pensar en ella. Pero si tu vida se reduce a pensar y hacerte preguntas, los vagones pasan, y eso ya no es vida ni es nada. El tren no espera, y las estaciones, como un otoño, te inundan y desgastan, dejando caer lo mejor de tí. Esas hojas que son como sueños secos, ya desprendidos: vacíos, desgastados, pasados de su punto y que se van, y difícilmente se repiten. ¡No volverán!

La vida es para vivirla, y es justo sólo eso, sin más. Si te paras, y cuestionas, y analizas, cada paso, se queda en nada.

El hombre, como la mujer, es un ser de acción, que goza y aprende de la experiencia, y las personas de palabras que centran sus hechos en la reflexión y la mesura, viven de otro modo. ¿Peor? ¿Quién sabe? Pero contar los pétalos al deshojar la margarita esperando que el Sí o el No satisfagan el deseo o tu inquietud, te impiden admirar la luz de la primavera.

Es lo que tiene preguntar. Y la virtud del punto medio, ese equilibrado don, pocos son los capaces de verla clara ante sí sobre la marcha.