Opinión

Por una cultura de la paz. Polígono de tiro, desmantelamiento

El próximo diciembre finalizará la prórroga del último contrato entre el Ministerio de Defensa y la Comunidad de Bardenas. Así mismo, el próximo 1 de junio se celebrará la XXI Marcha antipolígono. Desde ESK y STEE-EILAS queremos reflexionar en voz alta, una vez más, sobre la necesidad y justicia del desmantelamiento de esta instalación militar.

Por motivos medioambientales: El baño de marketing del Ministerio es una gran muestra de cinismo. Por mucho que se quiera decorar, no tiene ni pies ni cabeza que exista un Parque Natural y toda una Reserva Mundial de la Biosfera en forma de Donust, con 2.222 hectáreas en su interior no protegidas y en las que desde hace casi 60 años se ha bombardeado con todo tipo de material bélico, causando molestias a la fauna, flora y habitantes de toda la comarca. De hecho, este pequeño terreno es solamente donde acaban cayendo la mayoría de las bombas, pero su zona de maniobras pre-bélicas abarca toda la Ribera, Cinco Villas Aragonesas y la falda del Moncayo. Las decenas de accidentes de todos estos años así lo demuestran. Se causan ruidos enormes, vibraciones, y no está claro qué tipo de armamento se ha utilizado en estas décadas. Continúa el permanente riesgo de que nos caiga encima alguno de los aparatos diseñados para masacrar.

Por motivos antimilitaristas. Un argumento más para oponerse a esta instalación es el pacifista. Los gestores de este territorio olvidan que en esta instalación se entrena para bombardear ciudades. Los resultados de tantos entrenamientos los hemos visto en multitud de conflictos, donde la peor parte se la ha llevado la población civil, objetivo de los eufemísticos “daños colaterales”. Irak, Belgrado o Afganistán han sido las dianas reales de las bombas antes ensayadas en Las Bardenas. Apostamos por una Cultura de la Paz, por el uso de la no violencia, por la diplomacia y por el menor peso de la industria de armamento y por eso nos manifestamos contra el polígono de tiro. Queremos, en fin, unas Bardenas para la paz y no contra ella; queremos que esas ingentes inversiones de miles de millones de euros en bombas se dediquen a educación, sanidad y cooperación.

Durante todas estas semanas estamos asistiendo, un año más, a la escasa catadura moral y política de UPN-CDN y PSOE en este asunto, partidos que, voluntariamente, dejan en manos de una institución pre-democrática la decisión de renovar o no el contrato de arrendamiento. Una institución, sombría y caciquil, donde vale igual el voto de un fraile del Monasterio de la Oliva (no elegido por nadie) que toda la opinión ciudadana de Tudela, con 34.000 habitantes. Una institución donde sólo votan los alcaldes o delegados, sin tener en cuenta la voluntad de amplias mayorías sociales. Una institución que campa a sus anchas, al margen de las y los 600.000 habitantes de Navarra. Una institución que parece vivir por y para los alquileres del ejército; donde se tiene la desvergüenza de dilapidar fondos públicos en viajes de placer colectivos a Senegal. Todo ello nos conduce a pensar que muchos de sus miembros se rigen por una absoluta falta de ética política y, lo que es peor, humana, como es el caso de los frailes del Monasterio de la Oliva, que acogen gustosamente el dinero “caído del cielo” sin derivarlo luego a cooperación al desarrollo como se les solicitó hace tiempo.