Opinión

¿Por qué se va el Sr. Del Burgo?

A lo largo de su larga trayectoria, el diputado Jaime Ignacio del Burgo no ha destacado precisamente por afanarse en la defensa de nuestras necesidades colectivas. Los electores le eligieron para defender los intereses de los navarros y navarras, pero él ha preferido dedicar su tiempo a seguir las órdenes, orientaciones y mandatos de los señores Aznar, Acebes y Zaplana, es decir el ala más dura del PP.

De todos es conocido que durante el mandato del PP se fraguó y materializó desgraciadamente el más terrible de los atentados que ha tenido que soportar este país, el conocido como “11- M”. Sabemos también que el Gobierno de los señores Aznar, Acebes y Zaplana trató de eludir su responsabilidad política, achacando la autoría del mismo a ETA, en un intento de confundir con sus mentiras a los ciudadanos de este país, ante la proximidad de las elecciones generales.

Los sectores de esa “derecha extrema”, a la que recientemente ha aludido el Presidente Zapatero, nos metieron en una guerra para que Aznar pudiera hacerse la foto de las Azores y poner sus pies en la mesa de Bush. Todo ello ayudó sin duda a conformar una corriente de opinión popular que llevó a muchos electores a retirar su confianza al PP.

En su abnegado servicio al ala más reaccionaria del PP, Del Burgo ha llegado a decir sobre el 11-M que “la conexión entre etarras e islamistas es un hecho probado”. Semejante barbaridad se enmarca dentro de la campaña permanente del PP no sólo para deslegitimar el triunfo socialista de 2004, sino también para minar la confianza de la ciudadanía en los poderes sobre los que descansa nuestro Estado de Derecho.

Una peligrosa estrategia de la que Sanz tampoco se desmarca, cuando declara públicamente que alberga “muchas dudas” sobre el atentado islamista del 11-M, o que Del Burgo “hace lo que debe” cuando siembra dudas infundadas sobre el trabajo realizado por nuestros jueces y por nuestras fuerzas de seguridad.

Hay que preguntarse qué es lo que se oculta realmente detrás de esta marcha de Del Burgo, si lo echan porque dificulta la estrategia de Sanz de lavar la imagen de extremismo de UPN, al igual que hicieron con otras figuras del PP, como José Ignacio Palacios, o es que sale huyendo al comprobar que el barco se hunde. O quizás Del Burgo se vaya voluntariamente porque teme la acción de la justicia, ahora que están quedando al descubierto sus mentiras contra el Gobierno de Zapatero y el 11-M.

Todo indica que es un compendio de todas estas razones. Lo que está claro es que el PP de Aznar, Acebes y Zaplana pierde un buen peón, ahora que en la sociedad navarra se hace especialmente patente el deseo de cambio de gobierno en las próximas elecciones autonómicas.

Un cambio que, a buen seguro, tendrá su continuidad en las elecciones generales con la designación de diputados y senadores socialistas dispuestos a trabajar por Navarra, en lugar de perder el tiempo en películas sobre conspiraciones, ácidos bóricos y demás inventos, que nada tienen que ver con las verdaderas necesidades de los navarros y navarras.