Opinión

Por fin, adiós al Hooligan

En un mundo en el que se denomina “ola de frío polar” a que, símplemente, haya llegado el invierno, y donde todo se mide y pulsa a golpe de encuesta, sorprende que se de por hecho en base a ellas que Barack Obama vaya a ganar la semana que viene al Senador John McCain en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Eso sí, gane quien gane, los peores ocho años en el orden mundial quedarán atrás junto al mandato del paupérrimo Presidente Bush.

En cualquier caso, sin perder la esperanza, no haría demasiado caso a las encuestas. Son una forma seria de medir la opinión, pero está claro que no siempre reflejan del todo la realidad ni el sentir sincero de un Pueblo.

EE. UU. es un país complejo y lo suficientemente racista y clasista como para que sea incapaz de, a la hora de la verdad, asumir que un negro alcance la Presidencia. Sólo hay que recordar en qué quedó aquel 22 de noviembre del ‘63 la ilusión que despertó aquel blanquito católico demasiado abierto llamado JFK.

Lo que está claro es que estamos alcanzando el cénit del fin de una Era. Representada además por un hooligan que ha liderado el mundo como si fuera un cortijo, y en el que los Hombres éramos conducidos al dictado de las hordas del “enemigo terrorista”, camuflado bajo el palio del petróleo, único Dios verdadero de este sistema rampante que cae por momentos.