Para ser calificadas así tienen que estar dotadas de una serie de
servicios y cumplir con una dotación de equipamientos para permitir el uso
y disfrute de las playas por las personas con movilidad reducida: y para
ello, se han instalado señalizaciones, rampas, pasarelas especiales hasta
la orilla, sillas anfibias, o zonas de descanso con sombrillas y
mobiliario especial, cabina de vestuario, WC y duchas con silla de baño,
personal especializado y voluntario para la atención de los
discapacitados. Y claro todo esto es complicado muy complicado, pero lo
más complicado de todo es reconocer, entre todos tenemos que decidir si
queremos tener una sociedad accesible o llena de barreras que lejos de
eliminar las barreras naturales, construimos más o menos barreras
arquitectónicas.
Cruz Roja desde el año 1.992, ya comenzó a utilizar sus Vehículos
Adaptados con el objetivo de acercar a las personas con movilidad reducida
a los recursos comunitarios que les ofrecía su entorno, siendo uno de
ellos las distintas playas, y después, y desde el año 2.001, esta
actividad que ya era habitual, se vio complementada con la aportación de
las que podíamos llamar sillas anfibias, que han permitido que personas
con problemas de grave discapacidad física pudieran disfrutar de un baño
en la playa. Estas personas se encuentran diariamente con obstáculos que
les impiden acceder a servicios y recursos comunitarios; un problema que
se ve agravado en lo que se refiere a actividades de ocio y tiempo libre,
ya que las ofertas para personas con movilidad reducida son escasas y
muchas veces carecen del apoyo humano necesario para participar de estas
actividades.
Pero pese a todo lo anterior sólamente 300 son las playas que cumplen, y
únicamente 164 están adaptadas verdaderamente, es decir, que cumplan al
100% con las medidas y los servicios expuestos.
La vergüenza es tal que en España, tenemos más de ocho mil kilómetros de
costa y de ellos más de tres mil son de playas, la “bandera azul” de
calidad la han conseguido este año 455 y solo 164 están libres por
completo de barreras para los discapacitados.
No se puede decir que tenemos un mundo accesible, nos falta mucho, pero
mucho por andar, para ayudar a andar a los que por una carencia u otra no
pueden acceder a todo, o simplemente a un baño en la playa; es difícil,
pero es necesario intentarlo, porque el compromiso ya lo hemos adquirido,
la accesibilidad es necesaria, y la eliminación de barreras urgente.
José Javier Solabre Heras