Parece que todo el mundo acepta resignadamente el que haya que buscar soluciones pragmáticas, y rescatar a los secuestrados por la vía de la negociación, con el pago a los terroristas. Nos sorprende el consenso de las autoridades con la ciudadanía directamente afectada, apoyadas por todas las fuerzas políticas, fomentando una cultura de debilidad ante los desgraciados secuestros que estamos sufriendo en los últimos tiempos, de pescadores o de miembros de ONG, en países islamistas, para que terminen `felizmente´, evitando el empleo de la fuerza.
Son muchas las razones para no pagar a los secuestradores terroristas. Es inmoral el pago, porque contribuye a reforzar al que ataca, asalta y asesina en su caso. Éticamente nos debilita ya que contribuye a dotarles de más medios, para que prosigan en su senda terrorista. El pagar debilita tanto a las fuerzas armadas, como a los servicios de inteligencia, y a la errónea utilización de los fondos reservados. La política de cesión tras cesión, contribuye a consolidar una mala fama, y mostrarnos ante todos como un país que no aguantamos los retos, con lo que objetivamente animamos a los terroristas a golpearnos más veces.
¡Qué país!
Daniel Celayeta
