Opinión

Peladilla al integrismo islamista

Como religión, al Islam no debemos culpabilizarle por las tropelías de un sector de sus seguidores. La Iglesia Católica siempre ha apostado por el diálogo, la comprensión y la colaboración mutua. Pero debemos denunciar la creciente persecución de los cristianos en el mundo, y en particular en los países islámicos. Las sociedades occidentales parecen no demasiado preocupadas, quizás un poco más las que cuentan con comunidades musulmanas numerosas. No conozco condenas públicas de nuestras acomplejadas autoridades: ayuntamientos, parlamentos, gobiernos autonómicos o central, la mayor de las veces guardan silencio, no oímos la costosa voz de la Alianza de Civilizaciones, y desde luego no son nada sensibles, si lo comparamos con otros temas de menor calado.



Como ciudadano, como cristiano laico, me pregunto porqué las comunidades musulmanas ubicadas en occidente y los gobiernos oficialmente declarados islámicos apenas condenan estas tropelías de los yijadistas, o cuando las condenan, éstas son tan tímidas que no se parecen ni de lejos con las reacciones desmesuradas que ante cualquier cosa que roce lateralmente, o sea una mera mención de un tema considerado sensible para el Islam. Claramente utilizan una doble y desmesurada vara de medir.



Me pregunto porqué en los países islámicos, los cristianos no tienen plena libertad religiosa, para el culto en privado y en público. Porqué los cristianos como ciudadanos islámicos, no gozan de los mismos derechos que tienen los musulmanes en Occidente, de plena libertad religiosa. Porqué cada día es mas larga la lista de persecuciones, destierros, quema de iglesias, asesinatos de cristianos, en Irak, Pakistán, Egipto, Marruecos, etc.



Porqué no debemos exigir un trato de reciprocidad que haga equivalentes los derechos de los musulmanes en nuestro país con los de los cristianos y otras confesiones religiosas en los países musulmanes. No se trata de pagar la intolerancia con la intolerancia, porque nos estaríamos negando a nosotros mismos, pero sí que hay que levantar una exigencia y terminar con el brutal desequilibrio en el que una parte es represaliada, incluso asesinada, y la otra goza y reclama todos los derechos. ¡Que país!