La desconexión de los políticos con el resto de la ciudadanía es grande y se debe a muchos factores, pero uno no menor es el sistema de financiación de los partidos. Aquí la financiación es 100% pública, en Alemania el 50% es pública y el otro 50% privada. El 50% de financiación privada lo deben conseguir de aportaciones voluntarias, por ello deben explicar bien sus proyectos a sus futuros donantes. Esto facilita que no estén tan desconectados de la sociedad, como lo están aquí. EL diálogo permanente con sus donantes, les acerca a las preocupaciones de éstos.
Los nuestros, están metidos en su burbuja, salvo en campaña electoral. Al principio de nuestra democracia, acudieron a la política muchos ciudadanos valiosos, que tenía una profesión y un modus vivendi al margen de la política. Todos los partidos contaban con políticos valiosos.
Ahora, el panorama es desalentador. Los que entran en política lo ven más como un trabajo o una carrera, que como un servicio a unos ideales, si a ello sumamos la escasa democracia interna en los partidos, confección de listas, etc. resulta que no siempre sobresalen los más valiosos sino muchas veces destacan los que mejor se mueven en esas pequeñas luchas de confrontación interna. Ser sindicalista o político parece asegurar un sueldo fijo y trabajar lo justo, a pesar de tantos parados. Sólo se aplican en el corto plazo, como forma de asegurarse sus puestos, sino a muchos sólo les queda el paro. ¡Qué país!
