Opinión

Peladilla a las dietas

La polémica de las dietas de Caja Navarra -sobresueldos de los políticos- ha causado verdadero escándalo, tanto por su cuantía, como por su opacidad, y ha deteriorado aún más la valoración de nuestros políticos.



Álvaro Miranda, diciendo que ¡tiene que llevar un sueldo a su casa! y ¡que siempre se han cobrado! es acreedor de reprobación inmediata: ¡menuda tomadura de pelo! Las dietas antes eran de mucha menor cuantía y la situación de la Caja era otra, hoy es un banco. No tiene sentido con la que está cayendo su mantenimiento. Barcina, que es mas lista, ha surfeado como ha podido sobre las olas de críticas, poniéndose al frente de la manifestación y prometiendo una revisión, y de momento ha suspendido las dietas, eso sí ¡cuando la han pillado! en falta.



Cuando más necesitamos identificarnos con nuestros políticos en esta época de vacas flacas, es cuando aparecen debilidades del sistema, como debilidades humanas. Nunca ha sido buena, la unión del poder económico y del poder político, pero parecen cada vez más relacionados, con el resultado de una sociedad en las que el poder está en manos de minorías dirigentes de ciertos partidos políticos, que lo comparten con ciertos dirigentes sindicales y los representantes de las grandes empresas. En la práctica se aíslan del resto de la sociedad, olvidándose de las necesidades generales de la población.



Cuando les pillan ¡in fraganti! vienen los lamentos, en este caso por el lado político, el más débil, pues tiene que dar la cara, ante los electores, cuando les toca. Faltan en nuestra tierra hombres y mujeres justos, austeros que por ideales se dediquen a la cosa pública y que no nos mientan.



Y sobran Goñis, que buscando su interés, utilizan dietas y publicidades en beneficio propio, no entendiendo que el objetivo era despolitizar las cajas. ¡Qué país!