No creo que este Sínodo nos de grandes alegrías, a los que como yo, esperamos la gran reforma de la Iglesia, que implique la participación plena de los cristianos por cesación de una Jerarquía Católica incapaz ya de gobernar la barca de Pedro.
Las cortes franquistas dimitieron, cuando se dieron cuenta, que la dictadura ya no daba mas de si y corrieron a salvar los trastos.
Yo espero que eso mismo pase cuando estos dictadores mandatarios católicos se vean con la soga al cuello.
Pero esto no ocurrirá si toda la sociedad no aúna esfuerzos por pedir la dimisión, para poder reformar los sacramentos, que estos pastores han manipulado a su gusto para poder seguir siendo imprescindibles y no consentir que los cristianos de a pie, consigamos el poder.
Si el sacramento del Bautismo, lo consideramos dado a todo nacido, óolo por el mero hecho de nacer, de golpe toda la raza humana, lo sepan o no, lo quieran o no serán cristianos.
Lógicamente quien no quiera reconocerlo, estará en su derecho.
Pero para nosotros los que creemos en Cristo, como el primer hombre, que se dio cuenta de que Dios y el eran la misma cosa, se habrá hecho un acto de justicia y ya no tendremos que hacer proselitismo, entre ateos, agnósticos y de otras creencias, pues automáticamente, todo el que nazca será considerado por nosotros, como verdaderas encarnaciones de Dios en la Tierra, Cristos vivos en potencia, que sólo necesitarán que tomen conciencia de ello.
El sacramento del matrimonio, continuará, siendo para toda la vida, como un deseo de Jesús, (No una imposición de la Iglesia, ojalá que lo que Dios ha unido no lo separe el hombre, pero la debilidad de los seres humanos, nos lleva a dejarles divorciarse por caridad cristiana). Así, desaparecerá la anulación, para poder volver a casarse.
El resto de los sacramentos también se pondrán para ayudar sin imponer.
