Opinión

Osasunbidea, preoperatorios del norte y del sur, privatizaciones, protocolos negligentes y mis zapatillas rosas

El pasado 4 de junio fui sometida a una intervención quirúrgica programada en el Hospital San Juan de Dios de Pamplona por una derivación de nuestro servicio público de Salud que, de esta forma que voy a relatar, aminora listas de espera, a cualquier precio, importando poco sus pacientes.



El proceso inicial comenzó hace dos años y pico. De ORL del hospital Reina Sofía de Tudela me derivaron a ORL del Centro de Especialidades Príncipe de Viana de Pamplona. Se me recomendó una pequeña intervención quirúrgica que precisa anestesia general.



A partir de aquí ha habido toda una serie de elementos irregulares que quiero relatar.



En primer lugar me citaron en Pamplona para el preoperatorio en Marzo de 2012 (es de suponer que se trata de pruebas objetivas e idénticas en Osasunbidea de Tudela y de Pamplona). Yo reclamaba que se me hiciera en mi zona y se me dijo que no podía hacerlo en Tudela porque “alguna vez había habido algún problema”. Ahí lo dejé. Pasó el tiempo y el tiempo y las pruebas caducaron. Para ello había perdido parte de dos mañanas de mi jornada laboral y dos viajes a la capital: coste económico propio y el del organismo público pertinente.



Vuelta a empezar un año más tarde. De nuevo propuesta de preoperatorio en Pamplona (24 Abril 2013). Con tiempo remito una queja en Atención al paciente, 9 de Abril 2013, relatando lo acontecido y preguntando por qué el preoperatorio no podía ser en Tudela. Con fecha 17 de Mayo se me contesta “manzanas traigo”. Es decir, nada de nada de qué pasa con esos preoperatorios del Norte y del Sur, y simplemente que ya tenía cita para la intervención, tema que acababan de comunicarme.



Bien, me citan para intervención en San Juan de Dios. Tenía que ingresar a las 14.00 h del día 4 de Junio y pernoctaría allí. A la mañana siguiente me darían el alta. Ésto así fue.



Del resto ahora me ocupo. Una vez allí y, recogidos mis datos en admisión, me dijeron que fuera a la 2ª planta. Una vez me hube identificado, con la documentación que se me dio en admisión, me instaron a entrar en una sala para el cambio de ropa. Allí debía ponerme el camisón; atención, una sala reducida con dos cabinas individuales y un espacio común, UNISEX Y ¡ALA! ¡A lucirse delante de quien sea! (todos/as llegábamos a la misma hora).



De aquí se pasa a una sala que yo denomino de situaciones de emergencia. Sí, esas que vemos en los medios de comunicación para situaciones de ese tipo, con unas 28 camas separadas por cortinas y mamparas en un único habitáculo y sin ventilación. ¿Y los baños y urinarios? Dos para todos/as y unisex, claro.



Ya ha comenzado la ruptura de primer protocolo, el de higiene: nadie va a la ducha para ir al quirófano. Tal cual has llegado allí, sea como sea, haga o no haga falta, vas a ir al quirófano: un medio aséptico? Verdaderamente ni yo ni mi acompañante dábamos crédito a aquello.



También ha comenzado la ruptura del segundo protocolo, el del derecho a la privacidad de datos de los/as pacientes. Por un lado tenerte que ver las caras en camisón con todo el/la que va a lo mismo que tú, desde luego no es de recibo. Pero, viene lo peor: cuando estás instalada en tu “solar”, la DUE pasa de un compartimento a otro a tomar notas sobre tu historia clínica, sí con nombre y apellidos, posibles patologías personales, tenencia de tatuajes, piercings… o lo que sea, que escuchas clarísimamente de todos/as los que tienes alrededor. También ellos escucharon la mía, claro. A punto estuve de negarme a ello, me arrepiento de no haberlo hecho. ¿Dónde está la protección de datos?



Lo SABROSO de este tema, por ponerle un adjetivo suave, es que… ¿se acuerdan que he hablado de que hay protocolos preoperatorios del Norte y del Sur y que no sirven el de un sitio para el otro? Pues aquí NO TIENEN TU HISTORIA CLÍNICA y, mira oye, sirve: de la pública a la privada de un plumazo.



Aún no acabo. La intervención fue puntual en el tiempo, para las 17.00 h, ya estaba de vuelta en mi solar. Si no estoy equivocada, cuando un paciente pasa a planta se controlan las constantes vitales, ¿no?, aunque fueron pasadas las 23.00 h cuando el DUE del turno de noche apareció. Me comunicó que tenía prescrito un Valium 10. No es que lo tuviera yo, es que lo teníamos todos/as los que allí pernoctábamos. La verdad es que pensé: “anda, este sería el remedio para poder dormir en un refugio de montaña”. Si todo el mundo está drogado, todo el mundo duerme y, además, no demanda atención del personal sanitario. Compartí el valium con mi acompañante para poder descansar un mínimo.



Para las siete y media empezó sonar música y a escucharse los timbres de aquellos nuevos pacientes que llegan a la planta para someterse a intervenciones esa mañana. Volví a escuchar diferentes datos personales con nombre y dos apellidos y detalles muy concretos de historias clínicas privadas.

Tardé en ir a asearme, esperando a que me quitaran la vía que llevaba puesta en la mano. Tuve que me pasearme en camisón y bata entre los nuevos pacientes y acompañantes hasta llegar al baño para darme una ducha, tarea que tuve que hacer con mis zapatillas rosas (no chancletas, una no iba preparada para ésto). Recuerden que les he contado que había dos baños para todos/as, por lo que no era fiable ducharse descalza en una baño tan comunitario. Desayuné y nos marchamos.



Por cierto, están haciendo obras de ampliación de este centro sanitario privado. Saquen sus propias conclusiones. Al mismo tiempo, el nuevo pabellón quirúrgico del H.Reina Sofía de Tudela está a la espera de ser equipado por falta de recursos económicos(¿?).



¿Puede algún político/a hacerse eco de estas graves negligencias y pedir explicaciones a la Sra. Vera y a quien corresponda?



¿Puede remitir la correspondiente queja escrita toda aquella persona que haya pasado por esta experiencia?



Yo por mi parte, además de esta carta en prensa voy a remitir la correspondiente queja al Defensor del Pueblo de Navarra y, de nuevo, a Atención al paciente (quizá, con suerte, me vuelvan a contestar “manzanas traigo”).



Muchas gracias por leerlo y, si tienen alguna queja, escriban, por favor.