Opinión

¿Opositores o números de expediente?

No doy crédito a lo que estos últimos días estoy escuchando en los medios de comunicación. En Navarra faltan maestros. Entonces, ¿cómo es posible todo lo que me está ocurriendo? Llevo ya varias semanas viendo y oyendo en los medios la escasez de maestros que existe en la enseñanza navarra, y yo tengo que sufrir la humillación pública de que me quiten mi plaza de maestra.


Imagínense, 1 de Agosto de 2007, aparece en los diarios y en el pnte la lista definitiva de maestros con plaza. ¡Y yo estaba entre ellos! Pero mi alegría duró poco. El 22 de Agosto, una llamada telefónica me comunica que acabo de perder la plaza de maestro por la que tanto había luchado. Días después, descubro que aparecía en las listas oficiales, e incluso publicaron mi nombre en el BON con carácter oficial para elegir destino. ¿Qué estaba pasando? En el reparto de destinos, me nombraron y acudí a elegir el centro donde ejercer mi labor. Se hizo un contrato efectivo con mi nombramiento como funcionaria en prácticas, y desde el 1 de Septiembre, ejerzo mi labor como profesora en el colegio que elegí. Pero en pocos meses, he vuelto a pasar de la euforia a la impotencia. De nuevo me dicen que mi plaza no me pertenece. Vuelvo a ser Interina. Quizás todo esto no esté pasando y cuando abra los ojos todo haya sido un mal sueño. Pero no, ésta es la cruda realidad, no hay vuelta atrás.


Fue un error administrativo, la pérdida de uno de los certificados que presenté, lo que propició el cambio en las listas. Presenté un recurso administrativo, como muchos otros, pero todavía sigo esperando a que se resuelva, como el resto de mis compañeros. Bueno, como el resto no, alguien ha tenido más suerte que los demás, porque su recurso se resolvió en 15 días.


Después del duro trabajo de estos tres últimos años preparando las oposiciones; las horas de sueño perdidas; el desgaste mental y físico; el abandono de la vida social; los nervios pasados…todo, para nada. ¿De qué me ha servido? Un papel extraviado me devuelve a la realidad. ¿De qué me sirve entonces quedar entre las cinco mejores notas? Todo el esfuerzo para nada. Qué alguien me explique cómo superar esto; cómo enfrentarme de nuevo a los niños poniendo buena cara sabiendo que mi plaza la tiene otra persona; cómo ponerme delante de los libros dentro de dos años y volver a empezar de nuevo cuando sé que alguien puede perder otro papel; cómo regresar el punto de partida después de haber logrado llegar a la meta.


Seguramente, el otro opositor que reclamó, estaría en todo su derecho. No se lo niego porque estaría siendo injusta, y estoy harta de tantas injusticias. No quiero cometer otra más, bastante han hecho ya desde la administración. No quiero unirme a mis verdugos. Si todo hubiera sido por el procedimiento habitual no estaría escribiendo esta carta. Pero las irregularidades que he detectado en el proceso no me permiten callarme.


Yo también reclamé los puntos no contabilizados, los cursos no admitidos. Habiendo otros muchos en mi situación, la única que ha visto afectada su posición en la lista soy yo. Pues bien, ahora tendrán que escucharme. No lo hago por mí, sino por todos los que han pasado, o están pasando, por mi situación. Llegaré hasta el final, hasta donde la justicia me permita. Me da igual perder dinero y tiempo, de qué me sirven si no puedo dormir sabiendo que se ha cometido una injusticia conmigo, si los que me rodean están sufriendo lo mismo que yo. Es mi palabra contra la suya, pero sé cuál es la verdad. Sé que presenté todo, y que el error no fue mío. Si no puedo recuperar mi plaza, al menos recuperaré la dignidad que me han robado. Dejaré de ser sólo un número de expediente.