Opinión

Nuestro Estado, Navarra

Nosotros los vasco(ne)s de principios del siglo XXI, seguimos trabajando para recuperar la independencia, mediante la recuperación de un Estado propio, el cual ya existió en la historia Europa. Nuestro Estado estaba estructurado en forma de Reino, como todos los de la época, ni más ni menos, pero a su vez era diferente a todos ellos, manifestado en una división clara y concreta, entre las posesiones del Estado y del monarca.

Mientras el sistema feudal era el utilizado en el resto de Europa, en nuestro Estado, Navarra, existía la figura del tenente o funcionario, el cual podía ser destituido o cambiado de puesto a lo largo y ancho de todo el Reino, para beneficio del mismo. Además, no se nos olvide, el cargo no era hereditario.

Tras la victoria de la batalla de Orreaga en el año 778, los vasco(ne)s independientes o navarros, realizaron una organización política a semejanza de los demás estados europeos, y para ello eligieron un rey propio. El elegido en el año 824, fue Eneko Aritza, primer rey o jefe de gobierno de los navarros.

Con los años, las tradiciones se convirtieron en leyes, pasando a la posteridad con el nombre de Fueros. Unos Fueros que tuvieron que ser corroborados incluso por los invasores, para no se nos olvide, luego incumplirlos. Esos ocupantes eran castellanos o españoles. Esa fue su forma de asentar la ocupación, realizada por la fuerza de las armas durante siglos de invasiones que sufrieron, los diferentes territorios o comarcas pertenecientes al Estado propio de los vasco(ne)s.

Pero, unas de las muchas particularidades igualitarias existentes en la historia del Reino vasco(n), era que existían otros habitantes en el Reino vasco(n), no pertenecían al pueblo de los vasco(ne)s o autóctono de este país, a los cuales se les otorgaba los mismos derechos, mediante la extensión de nuevos Fueros, semejantes o mejores que el existente para los autóctonos del país, fundadores reales del Estado de Navarra.

Los monarcas del Reino vasco(n), entendieron el beneficio que ocasionaba al Estado de Navarra, la presencia e ínter actuación en el Reino, de otros pueblos diferente al vasco(n). Estos beneficios eran principalmente económicos y mercantiles, pero también aportaron nuevos adelantos en ingeniería, arquitectura, más la aportación de sus respectivas culturas.

Para más inri, algunos de estos pueblos, tuvieron que sufrir la represión por parte de algunos monarcas navarros. Algo debido realmente a la presión internacional, concretamente de los llamados reyes católicos. Este es el caso del pueblo navarro-judío, el cual tuvo que abandonar el Reino de Navarra en el año 1498, por mandato de Catalina I de Foix y Juan III de Albret. Un mandato debido a la amenaza de una inminente invasión del Estado navarro, proveniente del incipiente reino de España.

Tras la invasión y ocupación de la Navarra reducida, el pueblo navarro-musulmán se vio obligado a abandonar la tierra que quería y amaba, sucedió en el año 1516, tras varios siglos de cohabitación pacífica con el pueblo autóctono, el vasco(n). Esto fue debido a la legislación de la inquisición española, impuesta por el invasor, auténticos extranjeros en esta tierra.

Pero no solo el Estado vasco(n) es al sur del Pirineo. Al norte, pese a resistir nuestro Estado soberano durante un siglo más, sufrió la imposición francesa, con la cual nuestro pueblo y otros pertenecientes al mismo Estado, Navarra, sufrieron la total aniquilación de los estamentos propios, tras la llamada revolución francesa del año 1789.

Una aniquilación ya comenzada, realmente, tras el edicto de Luís XIII de Francia, en el cual anexionaba ilegítimamente el Reino de Navarra al reino de Francia, tras disolver las Cortes de Pau, tras una visita a la capital del Estado Pirenaico. Pese a todo ello, el monarca francés, también se auto tituló rey de Navarra.

En el año 1714, los reyes de Francia y de España, son de la familia, la Borbón. Durante las negociaciones que mantuvieron en el tratado de Utrecht, decidieron repartirse definitivamente los territorios pertenecientes al Estado Pirenaico de Navarra. Para Francia los territorios del norte del Pirineo y para España los del sur del mismo.

Pese a la imposición de la revolución francesa, los vasco(ne)s del norte del Pirineo continuaron buscando una vía para recuperar la independencia. Claro ejemplo de ello es el senador bayonés Garat, que en el año 1811, pondera la formación de un "Estado Nacional Vasco", eso si, bajo el mandato del emperador Napoleón Bonaparte, abarcando los territorios de ambos lados de los Pirineos, siendo su bandera y su escudo, los de Navarra, pero extrañamente el nombre elegido para dicho Estado, sería Nueva Fenicia.


Garat no es el primero en cambiar el nombre de nuestro Estado. Esto ya fue realizado por el Padre Larramendi (1690-1766) y sus seguidores, los cuales defendían el proyecto de las Provincias Unidas del Pirineo, expuesto en el Fuero, heredado del Reino de Navarra, todo hay que decirlo, existente en la pro-vinci de Gipuzkoa.