Opinión

Nos miramos el ombligo

En esta España nuestra, la de las autonomías y del exacerbado localismo, muchas veces el horizonte mas importante, es nuestro pueblo, y el segundo más importante, el pueblo de al lado. Nos miramos demasiado el ombligo. Incluso nuestras cabezas más preclaras, que acuden al llamado de los políticos, para iluminarnos qué camino deberíamos tomar para un futuro mejor -por lo publicado-, piensan en cosas, muy parecidas a las de nuestros vecinos. Se les ocurren, como a los demás, apostar por el fomento de las energías renovables -no se plantean la necesidad de la energía nuclear-, si a la nanotecnología, en alimentación apuestan por los segmentos más vanguardistas, por el coche eléctrico, etc, quizá lo más interesante son las aportaciones de investigar, para que en un futuro comamos con arreglo al adn de cada cual. Por supuesto que hasta la fecha, en la práctica los valores fuertes siguen empujando a nuestros jóvenes, a intentar engrosar en las filas del funcionariado navarro y a ser posible con conocimientos de euskera, que puntúan un huevo. No aumentan las vocaciones de emprendedores y menos con la que está cayendo, con la crisis, y el dominio del inglés de nuestros jóvenes, sigue siendo una asignatura pendiente.

Si miramos a nivel europeo, vemos que hemos conseguido importantes metas, dentro de las propias fronteras, lo que empezó como la unión de cinco países y hoy alcanza a veintisiete. La continua ampliación ha sido un éxito, consiguiendo la consolidación de la democracia de los incorporados y su desarrollo económico. Hoy tenemos las dificultades de que los recién incorporados no puedan pagar los grandes empréstitos a los bancos alemanes y austriacos.

Pero por otro lado, Europa cada vez cuenta menos en el contexto internacional. Por causa de su debilidad estructural, en la toma de decisiones, ya que la unanimidad se consigue generalmente en el común denominador, en su franja más baja. Más difícil de obtener en el actual momento con los países en crisis económica y todo unido a que no tenemos una política internacional definida, por la disparidad de intereses acogidos en su seno, y que muchas veces incluso son contradictorios.

Toda situación, responde a las ideas en las que se soporta, y así la atracción de los europeos por el desarrollo económico ha primado sobre el desarrollo político de la Unión, los europeos parece que hemos olvidado lo decisiva que fue en su origen la aportación europea a la construcción de la civilización occidental, y así se mutiló del prólogo del proyecto de constitución, toda referencia a la propia aportación del cristianismo a dichos los valores.

Somos un coloso económico, pero unos enanos en lo político y militar. No tenemos un desarrollo armónico entre la integración económica y la integración política y militar. Todavía conservamos ejércitos distintos para cada nación, no tenemos capacidad para poder actuar en cualquier parte del mundo, en el plazo de unas semanas, con fuerzas significativas. Necesitamos ejércitos más reducidos, mejor equipados, mayor presupuesto militar en el conjunto de países. Es verdad que medidas así van en contra del bueismo pacifista que está generalizado en nuestras sociedades, porqué cuando hay que sacar las castañas del fuego, son los americanos los que lo tienen que hacer, y nosotros nos limitamos a criticarles, con la bajeza moral de sentirnos superiores, muchas veces desde nuestra cobardía.

Hoy todo cambia muy deprisa y si no queremos tener un futuro limitado, posiblemente reconvertidos en los parques temáticos más visitados, deberíamos cambiar muchas cosas. Necesitamos tiempo para avanzar mas en la Unión, se trataría de no contentarnos con hacer una política de mercaderes, pues a los mercaderes se les necesita, pero no se les respeta.

Deberíamos tener una sola voz en el mundo, para ser coherentes y serios. Sabemos que en un mundo tan complicado, no bastan las palabras. Pero cuando se tiene un pensamiento débil -de ONG- no se puede esperar que los demás nos tengan en cuenta, porque todo el mundo sabe con quién tiene que contar, y a quienes tiene que respetar. Hillary Clinton, la flamante nueva Secretaria de Estado de EEUU, en su primera salida se ha ido a visitar a Asía y no a Europa. Es todo un síntoma de nuestro peso ¡como para seguir profundizando en lo aldeano!