Opinión

No a la ampliación de la planta de residuos de Tudela

En la última reunión de la comisión permanente de la Mancomunidad de Residuos de la Ribera y consejo de administración de Serinsa, celebrada el pasado 16 de febrero, se habló de manera informal sobre la posibilidad de que el Consorcio de Residuos de Navarra quisiera ampliar la cantidad de residuos tratados en la planta de Tudela. La posición socialista fue contraria a que se aceptara esa posibilidad, dado que la planta está trabajando al límite de su capacidad, entre 50 y 60 mil toneladas, y ya está tratando no sólo los residuos de la Ribera sino los de otras zonas de Navarra.

Sin que la Mancomunidad de Residuos de la Ribera se haya pronunciado formalmente sobre este tema, el comité técnico del Consorcio, presidido por la consejera Amelia Salanueva, ya ha tomado la decisión de ampliar la planta de Tudela con dos nuevas naves de compostaje, de modo que se puedan tratar hasta 75 mil toneladas de residuos de toda Navarra, exceptuando Pamplona.

Lo insólito de la decisión es que se toma, no sólo sin que la Mancomunidad de la Ribera se haya pronunciado, sino en contra de las previsiones del Plan de Residuos de Navarra, que establecía tres plantas en la Comunidad Foral. De momento sólo hay una completa y actualizada a la normativa europea, la del Culebrete, y parece que se la quiere convertir en la única. Porque ni Pamplona tiene solucionado este problema ni Cárcar acepta ampliar sus instalaciones.

En lugar de debatir y adoptar un nuevo Plan de Residuos para Navarra, que hace años que debía haberse acometido, el Gobierno de Navarra camina por la vía de los hechos consumados, contraviniendo el plan vigente y ubicando el tratamiento de los residuos de nuestra Comunidad no donde se considere más adecuado sino donde menos protestas haya, que por ahora es en la Ribera.